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el uso positivo de vitamina B, ya que está reducida en animales
              con listeriosis. Sin embargo, el coste de estos tratamientos
              hace que sea poco viable su uso.
               Por ello, la herramienta de prevención básica para el control
              de esta patología se basa en el control de la alimentación,
              debido a que la fuente más común es el ensilado mal realizado
              y alimentos que puedan fermentar en contacto con tierra.
              Proporcionando un ensilado de calidad y bien fermentado
              (pH < 4,5) minimizamos la probabilidad de aparición de esta
              patología. Para ello, es recomendable tomar una serie de me-
              didas para evitarlo, como es el evitar el corte a ras de suelo,
              evitando que entre tierra que puede estar contaminada en
              el silo, así como no ensilar sobre el suelo ni dejar fermentar
              directamente sobre el suelo y cerrar rápidamente los agujeros
              provocados por el manejo en los ensilados, especialmente en
              los de bola de plástico.
               Otras medidas preventivas e  caces pueden ser la observación
              del ensilado previamente a dárselo a los animales. Se ha visto
              que, eliminando los primeros centímetros de la parte superior,
              del frontal y de los costados del ensilado y desechando las
              partes que parecen contaminadas por hongos, se reduce el
              riesgo de infección de listeriosis. En de  nitiva, un buen control
              del ensilado y un ensilado de alta calidad reducen la posibilidad
              de infección de L. monocytogenes en el ganado.

              POTENCIAL COMO ZOONOSIS DE IMPORTANCIA HUMANA
               Es imprescindible mencionar la importancia de este agente
              patógeno en el ser humano, ya que se trata de uno de los
              agentes transmitidos por los alimentos potencialmente más
              peligrosos para el hombre. Sin embargo, las fuentes de con-
              taminación más comunes no son las materias primas, como:
              carne, verduras, frutas, etc., sino que las fuentes de infección
              más comunes son los conocidos como “alimentos listos para
              el consumo”, es decir, aquellos que pueden consumirse sin un
              cocinado previo. Los signos clínicos de la enfermedad en el
              hombre comprenden: septicemia y meningoencefalitis. En las
              mujeres gestantes puede llegar a ser abortiva. Pero la forma
              más común de presentación son signos gastrointestinales
              acompañados de   ebre.
               Según la OIE, “aunque la morbilidad de la listeriosis es re-
              lativamente baja, la mortalidad de la enfermedad sistémica /
              encefalítica puede ser muy alta, con valores cercanos al 20-
              30%. Se estima que en Europa el porcentaje de personas que
              contraen esta enfermedad y son hospitalizadas es superior
              al 95%, siendo los ancianos, las mujeres gestantes, los recién
              nacidos y los individuos inmunocomprometidos los que corren
              mayor  riesgo de desarrollar la enfermedad en su forma grave.”
               Por ello, se considera una enfermedad de suma importancia
              en toda la amplitud del trabajo veterinario, ya que es compe-
              tencia de ellos su control, evitando que pasen los productos
              contaminados a la cadena alimentaria. 



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