José María Montull y Josep María Llenes.
Grupo de Investigación en Malherbología y Ecologia Vegetal. Agrotecnio-CERCA Center, Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria Universitat de Lleida.
Grupo de Investigación en Malherbología y Ecologia Vegetal. Agrotecnio-CERCA Center, Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria Universitat de Lleida.
Unitat de Malherbologia del Servei de Sanitat Vegetal, DARP, Generalitat de Catalunya, Lleida.
En el cultivo de la alfalfa es necesario controlar de forma eficaz las plagas, las enfermedades y las malas hierbas. El control de las malas hierbas es necesario tanto para asegurar la longevidad del cultivo, como para aumentar su productividad y la calidad de la producción obtenida. Además, se ha convertido en tema de actualidad ante el incremento en la exigencia de calidad del forraje que imponen las nuevas condiciones del mercado.
Dadas las exigencias medioambientales actuales, se ve necesario integrar el control de las malas hierbas en el contexto de todas las medidas a realizar en el cultivo, de forma que se minimice su presencia y se obtenga la máxima eficacia en los métodos empleados para controlarlas. También, la necesidad de favorecer la producción de alfalfa de calidad exige evitar la presencia de malas hierbas en la cosecha obtenida y promover acciones que estimulen a los productores a hacerlo y los ayuden a conocer mejor la tecnología del cultivo para poder conseguirlo. Tradicionalmente la alfalfa se ha considerado un cultivo cabeza de alternativa. Ello es debido a que, además de su rentabilidad, de la fijación de nitrógeno y del buen rastrojo que deja cuando se levanta, posee una capacidad de eliminación de las malas hierbas presentes en la parcela. Tanto es así que tradicionalmente hacía la función que actualmente se atribuye a los herbicidas. Surge entonces una pregunta previsible: ¿Por qué es tan importante la problemática de las malas hierbas en los alfalfares?
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