Porcino nacional, fortalezas y amenazas

Fernando Luna Maza. Ingeniero TécnicoAgrícola. COITA de Aragón

Porcino nacional, fortalezas y amenazas

Fernando Luna Maza. Ingeniero TécnicoAgrícola. COITA de Aragón

En los últimos años, se está produciendo un notable crecimiento del sector porcino en Aragón y en España, lo que está llevando a que esta Comunidad Autónoma se iguale con Cataluña, o incluso la supere en algunos momentos, como la principal productora de porcino en nuestro país, o que España supere a Alemania como líder en esta ganadería en la Unión Europea (UE). Varios son los motivos para esta circunstancia, y en ningún momento podemos achacarlo a la casualidad.

Por un lado, en Aragón tenemos un amplio territorio en el que se puede tanto realizar la construcción de las instalaciones cumpliendo con las distancias que marca la normativa, como disponer de superficie agraria que aproveche los estiércoles producidos en estas instalaciones. En este sentido, hemos visto cómo las granjas de porcino se han ido expandiendo por todo Aragón, pasando de las zonas tradicionales a zonas en las que la actividad fundamental era la agricultura. Por otro lado, la diversidad en los modelos de negocio dentro del sector, con empresas integradoras, ganaderos “libres” y modelos cooperativos, hacen que el ganadero de porcino cuente con un amplio abanico de elección a la hora de desarrollar su actividad.

La rentabilidad que en los últimos años está ofreciendo el porcino frente a otras ganaderías también es un aliciente a la hora de apostar por él, teniendo en cuenta las escasas opciones existentes a la hora de optar por una actividad en el medio rural. Paralelo a este incremento en el número de plazas de cebo de porcino, tanto por la construcción de nuevas granjas como por la ampliación de las ya existentes, se ha producido una serie de mejoras tanto en la genética de los animales, como en el manejo y alimentación de los mismos, que ha hecho aumentar el número de lechones producidos y el consiguiente aumento en los kilos de carne puestos en el mercado.

Este hecho, unido al estancamiento en el consumo de este tipo de carne, genera que la exportación sea una salida fundamental para la rentabilidad del sector. La búsqueda de nuevos mercados y la consolidación de los ya existentes es una actividad constante en el sector. Esta actividad exportadora requiere de empresas con la dimensión necesaria para hacerlo, algo que está presente en el sector, y de un sector productor altamente profesionalizado y con un producto con una exigente trazabilidad.

Abundando en el sector productor podemos destacar las mejoras realizadas en las instalaciones porcinas tanto de producción de lechones como de engorde de los mismos, que las sitúan como punteras a escala mundial. La exquisita bioseguridad en las granjas ha reducido al mínimo los problemas sanitarios, y la elevada formación del ganadero permite un manejo óptimo de los animales y una gestión integral de la explotación. No obstante, el sector porcino se enfrenta a amenazas que pueden afectar a este desarrollo sostenido. Las incertidumbres ante los cambios normativos que puedan afectar al sector, en cuanto a instalaciones, bienestar animal o estiércoles, o los movimientos sociales de rechazo a la ganadería intensiva son algunas de ellas. Frente a los primeros debemos exigir a las administraciones públicas la garantía de que las normativas sectoriales del sector porcino no van a sufrir drásticos cambios que obliguen al ganadero a la realización de cuantiosas inversiones que acaben con su rentabilidad, así como que el uso de los estiércoles como fertilizante agrario vaya a poder realizarse como hasta ahora.

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