Un análisis del origen de las protestas del sector primario

Un análisis del origen de las protestas del sector primario

Con las movilizaciones del sector agrario en toda Europa y desde esta semana en España, comenzando hoy ya su tercera jornada, y con un calendario publicado para continuar manifestándose durante todo el mes de febrero, la pregunta se ha vuelto recurrente: ¿qué piden los agricultores?

A comienzos de enero, el sector agrario se echó a la calle en Alemania. Los agricultores protestaron por la decisión del Gobierno federal de coalición (conocido popularmente como “el semáforo” por los tres colores de los tres partidos políticos que lo integran) de eliminar las exenciones fiscales al gasóleo agrícola. Las movilizaciones y cortes de carretera fueron aumentando hasta culminar con una gran manifestación en Berlín.

Semanas después otros países del Este, como Rumanía o Eslovaquia, se sumaban a las protestas. La Unión Europea abría la puerta a las exportaciones de trigo ucraniano y el precio del cereal comunitario se desplomaba. A estos siguieron las movilizaciones en otros países como Francia, Bélgica, Italia o Grecia y ahora los agricultores españoles, organizados en plataformas de mensajería instantánea, cortan autovías, carreteras, bloquean infraestructuras y marchan por el centro de Barcelona.

¿Y qué piden? Pues hay demandas comunes y otras que van por barrios. En Alemania como decíamos la gota que colmó el vaso fue la renegociación de presupuestos para poder seguir sufragando la guerra de Ucrania y que se llevó de camino las exenciones fiscales al gasóleo agrícola, pero en Francia, por ejemplo, que empezaron volcando la carga de camiones españoles, se quejan de que su Gobierno aplica normas más estrictas (por ejemplo, limitando el uso del glifosato) que los gobiernos de otros países como España e Italia y demandan entre otras cosas que se apliquen las mismas medidas en todos los Estados miembros.

Lo de las mismas medidas es también un clamor de todos los productores europeos contra los productos que se importan de terceros países, y que no están obligados a cumplir con las estrictas normas de producción de la UE (medioambientales, fitosanitarias, laborales, etc.) y que hacen imposible a los agricultores europeos competir en igualdad de oportunidades contra estos productos que vienen de fuera.

Los agricultores griegos, que van ya por su tercera semana de movilizaciones piden además de la «renegociación» de la PAC, que es otra de las constantes, subvenciones estatales para piensos y otros productos, así como indemnizaciones «que cubran por completo» los daños provocados en sus cosechas por catástrofes como los incendios del pasado verano.

Las demandas de los agricultores en España

En España el sector se ha echado a la calle por sí solo, sin convocatoria de ningún sindicato agrario, y sus quejas son muchas de las que se escuchan en toda Europa, pero aquí la situación se ha agravado además por la sequía.

Piden una PAC «justa y flexible», que se reduzca su burocracia; unos eco-regímenes y medidas que tengan en cuenta la realidad de cada zona, precios justos en origen, una regularización de los precios de los insumos (como fertilizantes, fitosanitarios, electricidad) cuyo coste se disparó con la guerra de Ucrania, otra de las quejas recurrentes en toda Europa, y que se priorice el aprovechamiento de recursos, como el agua.

En definitiva, quitando el componente local, arriba o abajo, son las mismas demandas en toda Europa. Que les ayuden a hacer frente a la escalada de precios de los insumos, que la PAC se haga contando con el campo, no en los despachos, que se ponga coto a la excesiva legislación medioambiental, y que se frene la competencia desleal de productos de terceros países. Por eso, el hecho de que la Comisión Europea haya tenido que retirar la propuesta de Reglamento del Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios, que imponía una reducción del 50% en el uso de productos fitosanitarios de aquí a 2030, o la promesa arrancada por los agricultores franceses a su recién nombrado primer ministro de paralizar el acuerdo comercial UE-Mercosur, han sido acogidas como auténticas victorias.

En España por el momento, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado ayer en la primera sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados que se va a reforzar la Ley de la Cadena Alimentaria, con la que se prohíben las ventas a pérdidas de los agricultores, pero no parece que con eso vayan a contener las protestas.

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