La Comisión Europea estima que España crecerá un 2,3% en 2019 y un 1,9% en 2020

La Comisión Europea prevé que la economía europea registre en 2019 su séptimo año consecutivo de crecimiento, del que deberían ser partícipes todos los Estados miembros. El crecimiento en la zona del euro fue superior al previsto en el primer trimestre del año, como consecuencia de una serie de factores temporales tales como unas condiciones invernales suaves y un repunte de las ventas de automóviles.

La Comisión Europea estima que España crecerá un 2,3% en 2019 y un 1,9% en 2020

España no es una excepción en esta tendencia: la Comisión estima que el crecimiento del PIB para este año será del 2,3 % (tasa interanual) y del 1,9 % en 2020. En cuanto a la inflación, las previsiones en la zona del euro y la UE se han reducido en 0,1 puntos porcentuales este año y el siguiente, debido principalmente a la bajada de los precios del petróleo y a unas perspectivas económicas ligeramente más débiles. En la misma línea, se estima para España en 2019 un 0,9 % (tasa interanual) y un 1,2 % para 2020.

 No obstante, las perspectivas a corto plazo para la economía europea se ven ensombrecidas por factores externos, como las tensiones comerciales a nivel mundial o la importante incertidumbre política. Dichos factores siguen afectando a la confianza en el sector manufacturero, que es el más expuesto al comercio internacional, y se prevé que debiliten las perspectivas de crecimiento para el resto del año.

Como consecuencia de ello, las previsiones de crecimiento del PIB de la zona del euro en 2019 se mantienen sin cambios, en el 1,2 %, mientras que las previsiones para el año 2020 se han reducido ligeramente hasta un 1,4 %, debido a la desaceleración del ritmo de crecimiento previsto para el resto de este año (previsiones de la primavera: 1,5 %). Las previsiones relativas al PIB de la UE se mantienen sin cambios, en un 1,4 % para el año 2019 y en un 1,6 % para el año 2020.

Valdis Dombrovskis, vicepresidente del Euro y el Diálogo Social, también responsable de Estabilidad Financiera, Servicios Financieros y Unión de los Mercados de Capitales, señaló al respecto: «Se prevé que todas las economías de la UE sigan creciendo este año y el siguiente, aunque el fuerte crecimiento registrado en Europa Central y Oriental contrasta con la desaceleración observada en Alemania e Italia. La persistente debilidad que afecta al sector manufacturero, la cual se deriva de las tensiones comerciales y la incertidumbre política, está poniendo a prueba la resiliencia de nuestras economías. A nivel interno, el escenario de un Brexit sin acuerdo sigue siendo una fuente importante de riesgo».

Por su parte, Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos y Financieros, Fiscalidad y Aduanas, subrayó que  «la economía europea sigue creciendo en un contexto mundial difícil. Se prevé que todos los países de la UE registren de nuevo un crecimiento en los años 2019 y 2020, como consecuencia de una demanda respaldada por un mercado laboral sólido. Habida cuenta de los numerosos riesgos que pesan sobre las perspectivas, debemos redoblar nuestros esfuerzos para reforzar en mayor medida la resiliencia tanto de nuestras economías como de la zona del euro en su conjunto».

Los riesgos que pesan sobre las perspectivas económicas mundiales siguen estando muy interrelacionados y son esencialmente negativos. La confrontación económica prolongada entre Estados Unidos y China, a la que se suman las grandes incertidumbres que genera la política comercial estadounidense, podría prolongar la actual desaceleración del comercio y la industria manufacturera a nivel mundial y afectar a otras regiones y sectores. Este fenómeno podría repercutir negativamente en la economía mundial, ocasionando perturbaciones en los mercados financieros.

Las tensiones en Oriente Medio también aumentan las posibilidades de que se produzca un incremento significativo de los precios del petróleo. A nivel interno, el Brexit sigue siendo una importante fuente de incertidumbre. Por último, los motores del crecimiento a corto plazo y la dinámica económica en la zona del euro también están sometidos a riesgos significativos. La debilidad que afecta al sector manufacturero, si se prolonga, junto con el descenso de la confianza de las empresas, podrían extenderse a otros sectores y socavar las condiciones del mercado laboral, el consumo privado y, en última instancia, el crecimiento.

 

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