CaixaBank publica un nuevo informe sectorial centrado en el sector agroalimentario y el reto de la inflación

CaixaBank publica un nuevo informe sectorial centrado en el sector agroalimentario y el reto de la inflación

Ayer tuvo lugar, en el marco de la feria Alimentaria de Barcelona, la presentación del Informe Sectorial Agroalimentario, correspondiente al primer semestre de 2022, y que ha sido elaborado por CaixaBank Research.

Judit Montoriol, economista de CaixaBank Research, fue la encargada de detallar el contenido del informe que, entre otras cosas, pone de relieve estas conclusiones:

 

Aún es pronto para saber el alcance y la repercusión del conflicto sobre la economía española y el sector agroalimentario en particular, pero sin lugar a duda el principal canal de impacto es el aumento de los costes energéticos. El conflicto de Ucrania supone un nuevo shock energético y retrasará la normalización del funcionamiento de las cadenas de valor global.

El sector agroalimentario sufrirá un notable impacto de forma directa por el fuerte encarecimiento de ciertos insumos procedentes del “granero de Europa”. En concreto, el 27% y el 62% de las importaciones de maíz y de aceite de girasol, respectivamente, proceden de Ucrania, y Rusia es un proveedor importante de abonos minerales. Además, la guerra en Ucrania está generando un fuerte aumento del precio de las materias primas agrícolas a nivel global que también afectará de forma muy destacable al sector agroalimentario.

El gasto de los españoles en supermercados sigue siendo elevado y el gasto en restauración ya supera el nivel precrisis. En este ámbito preocupa que un incremento persistente de los precios de los alimentos acabe mermando el poder adquisitivo de los consumidores y el consumo real.

Se espera que la recuperación del turismo internacional apoye el gasto en restauración de los extranjeros, un segmento que todavía muestra un importante gap respecto a las cifras precrisis.

El cambio climático requiere un ingente esfuerzo para adaptar el regadío español a las nuevas circunstancias y, en este sentido, las inversiones de los fondos NGEU serán un gran apoyo para modernizar los regadíos.

La industria agroalimentaria, por su parte, evoluciona más positivamente a pesar del encarecimiento de la energía (es una industria relativamente poco intensiva en el uso de energía en comparación con otras ramas industriales) y, por el momento, no parece verse afectada en demasía por la falta de suministros global.

Si se compara el nivel del 4T 2021 respecto al 4T 2019, el VAB del sector primario es un 2,6% superior al nivel precrisis y su contribución al conjunto de la economía es similar a la de antes de la pandemia (2,7% del VAB en 2021 frente al 3,4% en 2020 y el 2,9% en 2019).

Resulta evidente que la evolución de los costes de producción está condicionando en gran medida la producción del sector agrario, llegando incluso a poner en aprietos la viabilidad económica de las explotaciones en algunos casos.

En 2022, el estallido del conflicto en Ucrania ha hecho aumentar los precios agrícolas en los mercados internacionales, y su trayectoria a corto plazo es muy incierta, condicionada a la evolución del precio de los insumos y, a más largo plazo, a las políticas de biocombustibles vinculadas a los esfuerzos para descarbonizar la economía global.

El aumento del coste de los fertilizantes que se ha producido a nivel global es especialmente preocupante para el campo español, importador neto de este insumo.

La industria de la alimentación ha seguido una tendencia ascendente a lo largo de 2021, con un avance del 3,4% en la producción industrial.

El gasto con tarjetas españolas en supermercados y grandes superficies de alimentación aumentó un significativo 36% en 2020 y retrocedió solamente un 1,1% en 2021, manteniéndose en un nivel elevado.  Esta tónica positiva se ha mantenido en lo que llevamos de 2022 (+5,5% interanual en febrero). Por otra parte, el gasto con tarjetas españolas en restaurantes se recuperó con vigor en 2021 y superó el nivel de 2019 (+13,5%).

España es una gran potencia exportadora de productos agroalimentarios: con una cuota mundial del 3,9%, ocupa la cuarta posición en la UE (por detrás de Países Bajos, Alemania y Francia) y la séptima a nivel mundial.  Durante la pandemia, las exportaciones agroalimentarias han acelerado el paso, creciendo un 4,0% en 2020 y un 11,2% en 2021.

La guerra en Ucrania afectará de forma directa al sector agroalimentario porqué  Rusia y Ucrania son grandes exportadores de productos agrarios a nivel mundial. En particular, el campo español tiene una elevada dependencia de las importaciones de cereales (harinas y alimentación animal), aceite de girasol (usado en la industria agroalimentaria, por ejemplo, en las conservas y en la elaboración de todo tipo de alimentos procesados) y abonos minerales.

El informe incluye también un monográfico sobre el aceite y otro sobre el agua.

 

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