Un paso adelante importante: el acuerdo del Consejo sobre la PAC. Por Tomás García Azcárate

Lo primero que hay que destacar es que este no es el final de la historia. Es un paso más, importante, pero queda todavía camino por recorrer hasta que el Parlamento Europeo y el Consejo lleguen a un acuerdo definitivo.

Un paso adelante importante: el acuerdo del Consejo sobre la PAC. Por Tomás García Azcárate

Tomás García Azcárate

A la hora de escribir estas líneas, el Parlamento Europeo está votando su posición inicial de negociación (lo haría en principio el viernes 23), al cual dedicaremos otro artículo específico. Luego, empezarían los “trilogos”, las negociaciones entre el Consejo y el Parlamento con la Comisión en el medio como facilitador. Todo esto  debería acabar con el acuerdo definitivo, que se espera a principios del año que viene.

Después tendrá lugar el proceso de aprobación de los reglamentos y los Estados deberán finalizar sus planes estratégicos nacionales, que deberán ser aprobados por la Comisión. Y está previsto que La nueva PAC empiece a aplicarse a partir del 1 de enero del 2023.

Lo segundo que hay que subrayar es que un acuerdo como este, aprobado por mayoría cualificada (con el único voto en contra de Lituania y las abstenciones de Letonia, Bulgaria y Rumanía) deja siempre un acuerdo agridulce, con elementos que gustan más y otros menos. Pero no cabe duda que un acuerdo, per se, es positivo  ya que permite seguir avanzando en el proceso. Y con lo que está cayendo, a falta de tener acceso a los últimos detalles, la música por ahora no suena mal.

No olvidemos que algunos temas fueron ya decididos en el marco del Acuerdo financiero del Consejo Europeo de julio 2021. Se trata, entre otros, de temas tan importantes como el presupuesto disponible; su distribución por Estados miembros; los pasos que se van a dar en la convergencia externa de las ayudas directas; el capping de la ayuda a la renta a 100.000 euros por explotación  pudiendo descontarse los costes laborales; el porcentaje del 40% de los gastos de la PAC destinados a fines climáticos y medioambientales o la aprobación del nuevo modelo de gestión de la PAC con los Planes Estratégicos Nacionales. Por lo tanto, esto no estaba encima de la mesa de negociación. Este pescado se da por vendido.

¿Entonces, cuál parece que son los principales elementos del acuerdo al cual han llegado los Ministros y en qué medida pueden ser considerado como positivos?

Esto representa un esfuerzo de explicación primero, pero también un juicio. Para que este pueda ser comprensible y transparente, hay que destacar cuales son los criterios utilizados para fundamentar el juicio.

Mis criterios, peo obviamente caben otros tan respetables como los míos, son saber en qué medida avanzamos hacia una agricultura económicamente sostenible que responda a las demandas de una sociedad del siglo XXI, traumatizada por las consecuencias del Covid-19 pero confrontada al reto climático de la supervivencia de la especie humana sobre este planeta.

La respuesta a este reto requiere de la movilización del conjunto de la sociedad y esta solo se conseguirá si esta participación es activa y voluntaria. Por lo tanto, hace falta combinar cambios legislativos, presión regulatoria y estímulos económicos.

Como no hay dinero para todo y para todos,  serán necesarias decisiones políticas valientes, aunque es verdad que, en su gran mayoría, no serán tomadas a nivel europeo sino incluidas en los mencionados Planes Estratégicos Nacionales.

Une vez acabada esta introducción, podemos entrar en materia, en base a la información disponible hoy, a la espera de los textos detallados del acuerdo al que no hemos tenido acceso todavía.

Vamos a empezar con el complejo tema de los eco-esquemas, que ha sido el punto más discutido en la reunión de los ministros, para luego abordar los demás temas relacionados con las ayudas directas y terminar con las restantes decisiones.

Eco-esquemas

Es una de las grandes novedades de la propuesta de la Comisión. Nacen sobre las cenizas del anterior “pago verde”, una buena idea que en la práctica (como ha señalado el propio Tribunal de Cuentas europeo) no ha servido para facilitar la transición ecológica de la agricultura europea. Volveremos, por cierto, sobre este fracaso, se puede aprender mucho de ello, en otro artículo.

Las prioridades

Los eco-esquemas no responden a prioridades fijadas desde Bruselas, como aconteció con el “pago verde”, sino que tienen vocación de abordar grandes problemas que tienen las agriculturas de los Estados miembros. En España, el Ministerio ha propuesto poner el énfasis, entre otros, en el pastoreo extensivo; la implementación y conservación de cubiertas vegetales vivas en cultivo, para luchar contra la erosión; el fomento de alternativas de cultivo mejorantes o de planes individuales de fertilización.

Estos serán obligatorios para todos los Estados miembros, aunque voluntarios para los agricultores.

El presupuesto

A partir del año 2025, al menos el 20% del presupuesto del primer pilar deberá ser dedicado a estos eco-esquemas. Esto quiere decir que los Estados miembros tienen dos años para ponerlos en marcha y conseguir que su acogida por los agricultores sea suficientemente grande para poder movilizar todo el presupuesto.

La experiencia en otros programas, por ejemplo en el Desarrollo Rural, demuestra que las novedades tardan en encontrar su velocidad de crucero y en ser aceptadas, asumidas y utilizadas por los beneficiarios. Los dos años de transición deberían dar tiempo al tiempo y asegurar a los Estados miembros que innovar no significa el perder fondos comunitarios.

La ayuda básica a la renta para la sostenibilidad

Esta ayuda es la heredera de la actual “ayuda básica a la renta”. El acuerdo asegura que seguirá siendo la principal ayuda que recibirán los agricultores comunitarios.

Cabe, para mí, una reflexión a dos niveles, uno europeo y otro nacional. A nivel europeo, me hubiera gustado que avanzáramos más, y más rápidamente, en el camino de “dinero público para bienes públicos”, hacia más ayudas finalistas (ligadas a claros objetivos)  y menos ayuda a las rentas, aunque sea respetando una condicionalidad “reforzada”.

Ahora bien, a nivel español, el mantenimiento de un porcentaje tan importante de ayuda a la renta consolida la necesidad de avanzar en la convergencia interna, para alejarnos (con toda la transición necesaria) de las referencias y derechos históricos.Ya hemos reservado un largo artículo al respecto así que no vamos a insistir en esta nota de urgencia sobre la complejidad de esta convergencia.

Entre las novedades del próximo periodo está el permitir a los Estados miembros que quieran el poner en marcha un pago redistributivo, para incrementar el importe percibido por las primeras hectáreas de los  agricultores pequeños y medianos que más dependen de los ingresos agrarios para mantener su actividad

Otros pagos del primer pilar

Las ayudas acopladas (incluido para la aceituna de mesa) siguen previstas hasta un máximo del 13%  Se confirma el porcentaje máximo del 13% de los importes de los pagos directos, a los que se puede añadir otro 2% para los cultivos proteicos.

Como propuso la Comisión, los programas sectoriales, como los del vino, la apicultura o las frutas y hortalizas, se mantienen. Además, se podría destinar hasta un 3% de los pagos directos a apoyar programas operativos de las organizaciones de productores como las de las frutas y hortalizas en otros sectores (con el olivar entre los primeros candidatos) y se seguirá apoyando a los jóvenes agricultores con al menos el 2% de los fondos  anteriormente mencionados.

El agricultor genuino

En la PAC actual hablamos del “agricultor activo”. En la nueva PAC, le llega el turno al “agricultor genuino”. Con la primera figura, el número de beneficiarios de la PAC bajó desde los 845.000 del año 2015 a los 694.000 de la PAC 2019, un 18%.

La nueva figura excluye a aquellos cuya actividad agraria constituye solo una parte insignificante de la totalidad de sus actividades económicas, o cuya principal actividad económica no sea agraria.

Pero, al mismo tiempo, abre la puerta a encontrar una solución para aquellos beneficiarios que reciban ayudas muy reducidas pero desempeñan un papel social y medioambiental.

La condicionalidad “reforzada

La ayuda básica a la renta, recibida por los agricultores genuinos, estará condicionada al respeto de una condicionalidad “reforzada”. Los más optimistas me dicen que esta pasará a integrar los elementos del pago verde actual, en cuyo caso estaría muy contento pero, en esto como en otros muchos temas, el diablo está en el detalle.

Lo que si suena bien es que los agricultores que se acojan al régimen de los pequeños agricultores también deberán respetar esta condicionalidad. Digo suena porque será necesario tener la garantía de que el respeto de dichas reglas por los pequeños perceptores va a ser realmente también controlado, aunque sea de una manera simplificada.

Otras novedades

Seguro que la lectura atenta del acuerdo final nos revelara más novedades, pero ya tenemos noticias de varias. Por ejemplo, el régimen de autorización de nuevas plantaciones de viñedo actualmente en vigor y que debía caducar en el año 2030 ya está prorrogado hasta el 2040;  se mantiene y potencia el apoyo a la innovación y la investigación a través de los grupos operativos, una de las positivas novedades de la PAC actual; el enfoque de género entra por la puerta grande en el Plan Estratégico Nacional, permitiendo una discriminación positiva en  particular en las medidas de desarrollo rural; la mejora del regadío para consolidar su sostenibilidad mediante el ahorro de agua, y la disminución del consumo energético o el uso de aguas residuales seguirá siendo elegible a los programas de desarrollo rural.

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