Sencillez de diseño y facilidad de regulación en campo del cultivador CLC Pro 500 F de Kverneland

El cultivador CLC Pro 500 F de Kverneland realizó un trabajo excelente en una parcela con restos de maíz y un elevado contenido en humedad, teniendo como resultado un buen laboreo del terreno con una incorporación de residuos óptima.

Sencillez de diseño y facilidad de regulación en campo del cultivador CLC Pro 500 F de Kverneland

F. Javier García Ramos y Antonio Boné Garasa. Escuela Politécnica Superior de Huesca.

El pasado 14 de noviembre, parte del equipo de trabajo del Laboratorio de Maquinaria Agrícola de la Escuela Politécnica Superior de Huesca (Universidad de Zaragoza) se desplazó a la localidad de Termens (Lleida) para realizar una prueba de campo con un cultivador CLC Pro fabricado por Kverneland. Para ello, contamos con la colaboración de la empresa Agritecnia de Termens que aportó el tractor y el apero ensayado; de Robert Pascual, gerente de Tallers Robert, concesionario de Kverneland en Lleida, que facilitó la puesta a punto del equipo; así como de dos responsables de Kverneland Group Ibérica, Jordi Badiola y Jorge Lainez, quienes respondieron a todas nuestras cuestiones sobre las características técnicas de la máquina.

La gama de cultivadores CLC Pro de Kverneland se clasifica en función de la tipología de su chasis (rígido o plegable). Actualmente se comercializan cinco modelos de cultivador dentro de la gama CLC Pro, tres con chasis rígido y dos con chasis plegable.

Este tipo de cultivadores tienen como objetivo preparar el suelo para la siembra desmenuzando la tierra, enterrar los residuos de cosecha y nivelar y/o recompactar el suelo, con profundidades máximas de trabajo en torno a 30 cm. Básicamente, se trata de un cultivador polivalente, con múltiples posibilidades de trabajo en agricultura de mínimo laboreo.

 

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