«La labor de Mercasa en la cadena alimentaria». Por Eduardo Moyano Estrada

Eduardo Moyano Estrada. Catedrático de Sociología (IESA-CSIC).

«La labor de Mercasa en la cadena alimentaria». Por Eduardo Moyano Estrada

Entre las principales demandas de los agricultores en sus movilizaciones está la de unos “precios justos” que hagan rentable su actividad. En ese contexto, ha ido circulando en los últimos días un mensaje pernicioso, dirigido al grupo Mercasa (Mercados Centrales de Abastecimiento S.A.), la empresa pública dependiente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), que canaliza casi el 70% del comercio mayorista de alimentos en fresco.

Es, precisamente por su importante peso específico en este sector, que se acusa a Mercasa de ser incapaz de contribuir de modo eficaz a la ordenación de la cadena alimentaria, haciéndola responsable, junto a la gran distribución, de los bajos precios que perciben los agricultores.

Es una acusación que tiene una evidente carga política (dada la naturaleza pública de esta empresa), pero que no tiene fundamento alguno. Y no lo tiene porque la red de «Mercas» no interviene en la fijación de los precios, como de modo malicioso ha querido difundirse.

Su misión es poner la infraestructura de servicios de su red de “Mercas” a disposición del sector de la producción agraria y del comercio (mayorista y minorista) para que puedan realizarse las transacciones comerciales necesarias y el producto pueda llegar al consumidor final.

Con el objetivo de deshacer algunos malentendidos y clarificar el papel que desempeña Mercasa en todo lo relativo al funcionamiento de la cadena alimentaria, me permito aportar las siguientes reflexiones.

  • Mercasa es un modelo de empresa pública, único en el mundo en su actual formato, y que funciona desde hace más de cincuenta años (se creó en 1966). Está participada por la SEPI y el MAPA. Se organiza a nivel territorial en una red de unidades alimentarias (llamadas “Mercas”), ubicadas en algunas ciudades (23 en toda España) y financiadas en el marco de convenios entre Mercasa y los Ayuntamientos.

 

  • Unas 2.200 empresas mayoristas se asientan en los 23 “Mercas”, a las que hay que añadir un millar más de empresas de servicios de logística y distribución. En los “Mercas” se realizan transacciones diarias con unas 100.000 empresas de comercio minorista especializado (muchos de ellos agrupados en los Mercados Municipales), así como con hoteles y restaurantes, e incluso con empresas de la gran distribución. Todas estas empresas se abastecen de los productos que les compran a los mayoristas asentados en los “Mercas”. En el caso de las frutas y hortalizas, en torno a un 65% de lo que se comercializa en España se hace a través de la red de Mercasa.

 

  • Además, en 17 de los 23 “Mercas” hay espacios al servicio de los agricultores para que puedan vender de forma directa sus producciones, sin pasar por la intermediación del sector mayorista, contribuyendo así a los mercados de proximidad. Es relevante la actividad de venta directa en Mercavalencia (con la experiencia de “la Tira de Contar”, de origen medieval), pero también en los de Tenerife, Murcia, Zaragoza y Alicante. En 2019, las ventas directas por parte de los agricultores en los “Mercas” fueron de 80.000 toneladas, siendo en su mayoría frutas y hortalizas.

 

  • Si no existieran los “Mercas”, muchos pequeños productores de frutas y hortalizas no tendrían canales propios para vender sus productos, debido al reducido volumen de sus producciones (que los deja fuera de los circuitos de la gran distribución) y debido también al coste que le podría significar la venta directa al consumidor y que en muchos casos les resulta inviable. Sin la red de “Mercas” muchos pequeños productores correrían, por tanto, el riesgo de desaparecer y, además, se reduciría la capacidad de elección de los consumidores en cuanto a variedad y precio, al estar obligadosa elegir, en tal caso, sólo entre las grandes cadenas de súper e hipermercados.

 

  • Las operaciones comerciales que se realizan en la red de “Mercas” giran en torno a cien mil diarias, garantizándose el abastecimiento de alimentos frescos a más de 30 millones de consumidores. Por grupos de productos, destacan las frutas y hortalizas, cuyas transacciones fueron de casi 7 millones de toneladas en 2019 (un 10,6% más que el año anterior), siendo el volumen de la facturación de 7.700 millones de euros (un 14,3% más que en 2018). Le sigue el sector de pescados y mariscos, cuyas ventas en 2019 superaron las 785.000 toneladas (un 23,7% más que en 2018), con un valor comercial de 5.400 millones de euros, y el sector de productos cárnicos (880.000 toneladas y una facturación superior a los 3.100 millones de euros).

 

  • En general, los volúmenes comercializados a través de la red de “Mercas” representan un 65% del total de frutas y hortalizas que se consumen en España, un 55% de los pescados y mariscos y un 45% de las carnes, sin incluir los productos transformados. Además, en su mayor parte, las ventas que se realizan son de productos de origen nacional (el 78% de las frutas y verduras, el 80% de las carnes y el 70% de los pescados y mariscos).

 

En definitiva, no es correcto atribuir a Mercasa responsabilidad alguna en el problema de los bajos precios percibidos por los agricultores y ganaderos. Su función no es, como he señalado, intervenir en la fijación de los precios, ya que los “Mercas” ni compran ni venden producción. Lo único que hacen es ofrecer la infraestructura necesaria para posibilitar las transacciones entre productores y comerciantes (mayoristas y minoristas), y en menor medida facilitar la venta directa de los productos agrarios a los consumidores.La red de “Mercas” contribuye, por tanto, a que los mercados sean más abiertos, competitivos y transparentes, proporcionando beneficios directos a los pequeños productores y al pequeño comercio especializado.

Una contribución, y no poco relevante, de Mercasa en el tema de los precios agrarios es aportar valiosa información estadística sobre la cadena alimentaria siendo una herramienta importante del Observatorio de Precios de los Alimentos, además de colaborar estrechamente con el Instituto Nacional de Estadística (INE) y con otras Administraciones públicas.

En un país como el nuestro tan autodestructivo, donde tan fácil es destruir lo que tanto cuesta construir, conviene dejar en paz a Mercasa, una empresa pública que desempeña una importante labor en la cadena alimentaria y que, como todas, es mejorable. Sean bienvenidas las propuestas que conduzcan a su mejora, pero no los bulos que pretenden deteriorar su imagen.

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