La industria alimentaria, ¿otra vez invisible?. Por Jorge Jordana

Una de las escasas cosas positivas que nos está dejando la pandemia es la facilidad para, si tienes tiempo, poder asistir a los seminarios, congresos y jornadas que se celebran diariamente “on line”. Y como tiempo tengo, asisto con frecuencia a ellos.

La industria alimentaria, ¿otra vez invisible?. Por Jorge Jordana

Jorge Jordana. Dr. Ingeniero Agrónomo. Economista. Director del MGEA de la Universidad Nebrija

Recientemente asistí a la presentación, por parte de la mayor autoridad administrativa del Ministerio competente, de los principios inspiradores de la “Política Industrial de España 2030” que van a servir de guía de aplicación de los fondos europeos dirigidos a la recuperación económica de los países más afectados por la pandemia y creo recordar que, si las discusiones comunitarias acaban bien, supondrá, para el Reino de España, recibir unas subvenciones de más de 60.000 millones de euros y unos 45.000 millones de préstamos.

Para ello, los países deben de presentar a partir del próximo enero su “Plan País de Recuperación, Transformación y Resilencia” que debe recoger las indicaciones realizadas por la Presidencia europea, demostrar que ayuda a la transición verde, a la transición digital, que fortalece el crecimiento y crea empleo duradero. El Plan que se está elaborando en España distribuye los fondos en diez “palancas”, siendo la quinta la modernización y digitalización del tejido industrial y de la pymes, dotándola con el 17% de los fondos que se reciban.

En febrero del año pasado se publicaron las “Directrices generales de la Nueva Política Industrial de España 2030”. El análisis, diagnostico y propuestas de acción estaban bien orientadas, haciendo énfasis en dos palancas básicas para cualquier transformación importante: la formación y la innovación. El texto contenía, además, una alusión a la industria agroalimentaria entre los sectores relevantes.

Pero aunque se dice que la asignación de fondos de recuperación se orientará por dichas directrices, en la exposición se hizo énfasis en que las actuaciones prioritarias se centrarán en fortalecer la innovación como proceso continuo dentro de la empresa industrial (sostenibilidad de productos y procesos); establecer mecanismos para la transición hacia mayor eficiencia y descarbonización, especialmente de los sectores electrointensivos y el impulso a grandes proyectos tractores para reactivar determinados sectores  industriales: automoción, aeronáutico, naval, Defensa.

Como tampoco somos un sector electrointensivo, tengo la impresión de que hemos vuelto a la invisibilidad, lo que no sería una novedad en ese Ministerio de Industria. Recuerdo, cuando se lanzó la convocatoria para subvencionar la investigación de grandes proyectos de investigación (Zenit), a través de nuestra Plataforma Tecnológica Food For Life y con la dirección del IRTA, logramos presentar un proyecto de investigación para productos cárnicos, con una inversión de 35 millones de euros, que implicaba a 150 investigadores de decenas de centros tecnológicos, universidades y empresas. Era tan excelente que en la valoración científica se priorizó como el mejor de los presentados…pero el Ministerio de Industria lo rechazó.

Lógicamente mantuve una reunión con el ministro que, como única excusa, me dijo: ¿No pretenden investigar el chorizo?”, como asentando que nuestros productos son tradicionales, conocidos y con baja tecnología.

Tuve que explicarle que un embutido acumulaba más conocimiento y tecnología que un Ferrari: La suma del proceso bioquímico del secado, la seguridad sanitaria, la genética incorporada al cerdo, el conocimiento veterinario para su nutrición y salud, la genética de su alimentación y de los cultivos, su cuidado, el bioma edáfico, la tecnología del riego, son mucho más complejos que la mecánica y digitalización de un coche de alta gama.

En la convocatoria siguiente fue aprobado.

Me gustaría que los responsables actuales del sector no tengan que reclamar el olvido del mayor sector industrial de nuestro país en los fondos para la recuperación económica, pues, aunque ha demostrado que es relevante, hay que seguir “remando” y mucho por él. Los tiempos actuales están trayendo profundos cambios que van a requerir, si queremos seguir siendo los mejores, que debamos incorporar el mejor talento a nuestras empresas y ello requiere hacer un importante esfuerzo en formación. Y a ello dedicamos nuestros esfuerzos: seguir impulsando en la Universidad Nebrija una nueva edición, la undécima, del Máster en Gestión de Empresas Agroalimentarias (MGEA).

 Si nos limitamos a hacer lo mismo que nos ha traído hasta donde estamos, es difícil que nos pueda llevar más lejos.

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