La Cumbre de la Organización Mundial del Comercio deja sabor a frustración y dudas sobre el futuro

Natalia Kidd. Efeagro

La Cumbre de la Organización Mundial del Comercio deja sabor a frustración y dudas sobre el futuro

Natalia Kidd. Efeagro

La undécima conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) concluyó el miércoles en Buenos Aires con sabor a frustración por la falta de acuerdo en asuntos clave y alimenta las dudas sobre el futuro del organismo multilateral, donde la toma de decisiones por consenso se vuelve cada vez más difícil.

Tras haber logrado avances en la definición de nuevas reglas para el comercio global en las conferencias ministeriales de Bali (2013) y Nairobi (2015), los delegados de los 164 miembros de la OMC habían llegado a Buenos Aires con bajas expectativas, pero aún así el varapalos de la falta de acuerdos sustanciales en la ultima jornada de la cita se ha hecho sentir.

Retrasos en la agenda por los intentos de última hora de llegar a consensos, caras amargas y miembros de algunas delegaciones abandonando la sede de la conferencia antes del cierre son algunas de las pinceladas en blanco sobre negro sobre el resultado de la ministerial: «decepción» , sintetizó el director general de la OMC, Roberto Azevedo.

A su juicio, hubo falta de «flexibilidad» entre los miembros para hacer las concesiones necesarias que se requieren en un sistema multilateral como éste, donde basta tan solo la negativa de un solo de los miembros para tumbar un acuerdo.

«No hay nada, no hay absolutamente ningún resultado», dijo a los periodistas la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malstrom, quien no ocultó su sentimiento de «frustración».

Buenos Aires deja la sensación de que muchos países de la OMC no están dispuestos a hacer concesiones en un momento de encrucijada para el comercio global, tal como lo ha descrito la presidenta de la conferencia ministerial, la excanciller argentina Susana Malcorra.

Una encrucijada que combina un pobre repunte en los volúmenes de intercambios mundiales de mercancías y críticas al sistema de reglas de la OMC, particularmente por parte de Estados Unidos.

Este escenario hacía temer a algunos que en Buenos Aires se pateara el tablero y la propia OMC entrara en colapso, lo que finalmente no ocurrió pues, si bien no hubo acuerdos de peso y hubo llamadas a perfeccionar el sistema, primó el convencimiento de que sin reglas comunes el comercio mundial no puede funcionar.

«Aun con críticas, el sistema no está cuestionado. Yo creo que la comunidad internacional se puede dar por satisfecha, el sistema de reglas y de la OMC aún pervive y eso no es poca cosa», dijo a Efe Marcelo Elizondo, director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI).

Con todo, el analista apuntó que la OMC necesita un «nuevo rumbo y un liderazgo» pues «está como atrancada, embotada en una agenda que no es la del siglo XXI».

«La OMC necesita cambios, inclusive en su modelo de funcionamiento por unanimidad. Esa es una antigüedad. La OMC requiere reformas en los procedimientos y también en los objetivos», consideró.

En Buenos Aires, algunos ministros, en reuniones a puerta cerrada, también plantearon la necesidad de algunas reformas, aunque ninguno presentó un proyecto en firme.

De lo poco acordado en Argentina, lo más notable es un programa de trabajo para eliminar en 2019 los subsidios a la pesca ilegal, un tema antiguo en la mesa de negociación y cuya resolución final es una incógnita.

Introspección, pidieron de cara al futuro tanto Azevedo como Malcorra. Todos a poner las barbas en remojo si se quiere lograr, al menos, algún avance sustancial

 

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