La crisis del conejo: las (malas) consecuencias de una (buena) intención

Javier Gómez, presidente de la interprofesión Intercun, ha dado una muy interesante entrevista[1] que nos brinda muchas claves acerca de la crisis actual que sufren los productores de conejo españoles. Dos datos resumen perfectamente la situación. El coste de producción ronda los 1.80 € por animal vivo; el precio de venta es de 1.30.

La crisis del conejo: las (malas) consecuencias de una (buena) intención

Por Tomás García Azcárate

Existen factores “clásicos” para explicar esta situación: un consumo que no despega a pesar de las campañas de promoción desarrolladas por la interprofesión; la concentración del consumo en unos pocos países del Mediterráneo limitando las posibilidades de exportación; a diferencia de los del ovino que están multiplicando las formas de consumir el producto, lo tienen mucho más complicado en el ovino…

Pero hay una que me parece decisiva y de la que no era tan consciente hasta leer la entrevista: “Hay más motivos. Por ejemplo, el subsector de la piel de conejo, que ha llegado a valer 1,80€. Si a esto se le resta lo que cuesta la pieza, llegamos a la situación en la que estamos: fatal”. Una mejor valorización de la piel de conejo cubriría con creces los 0.60 € de perdida apuntados.

La verdad es que esta afirmación me interpeló. ¿Qué ha pasado en el mercado de la piel de conejo para que se haya producido este hundimiento de precios? Me puse a investigar un poquito y la clave me lo dio un artículo publicado en marzo de este año por El Mundo titulado “El textil chino agrava la crisis del conejo”[2].

Según explicaba Diego Yuste, de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), antes los ganaderos vendían la piel de conejo al sector textil para fabricar prendas y se pagaba bien, compensaban el descenso del consumo. Sin embargo, la competencia china ha tumbado los precios. «La piel se vende cada vez menos y más barata», denuncian. El precio ha caído casi un 90%. Si antes se pagaba un euro, ahora los criadores sólo reciben 10 céntimos.

La explicación china me pareció convincente, pero lo de “competencia china” me sonó a cuento chino, nunca mejor dicho. Buscando las estadísticas de producción de conejo en China, no aprecié una explosión de la producción que justificara esta afirmación. Si la demanda de piel por parte de la industria china ha disminuido y no se debe a la sustitución de la producción española por la de otro competidor, habrá que mirar del lado de la demanda.

Y en efecto, la demanda por parte de la industria textil china, la fábrica textil del mundo, ha disminuido porque los clientes de las prendas han decidido cortar la venta de prendas con pieles animales ante la presión de los lobbies de defensa de los animales. Una simple búsqueda por Internet me hizo descubrir un montón de páginas que apoyan estas campañas con imágenes a veces muy impresionantes. He importado en esta crónica una imagen neutra pero les aseguro que algunas son espectaculares.

No me compite el entrar en juicios morales sobre las opciones, legitimas, que quieren adoptar los consumidores cuando “transforman el carro de la compra en un carro de combate” para sus ideales. Pero los hechos son que, como en todas las guerras, hay daños colaterales. En este caso, las victimas (inocentes) son los productores de conejo que ven mermados una fuente complementaria pero decisiva de renta.

[1]http://www.agronewscastillayleon.com/javier-gomez-de-intercun-responde-hay-productores-empenados-en-buscar-culpables-en-vez-de-soluciones

[2]http://www.elmundo.es/economia/2016/03/26/564daf0246163f952b8b456f.html

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