España, el segundo proveedor mundial de China de carne de porcino. Por Jaime Lamo de Espinosa

El profesor Carlos Buxadé, gran experto en estas materias, nos advierte ya que estamos ante una situación “coyuntural” que no va a durar más de dos o tres años, que él siempre ha dicho que nuestra apuesta por China es demasiado fuerte (recordemos lo que sucedió cuando se cerró el mercado ruso), que China empieza a pedir calidad organoléptica y empieza a importar desde Canadá (cerdos menos magros que los españoles) y que el sector vive muy a corto plazo.

España, el segundo proveedor mundial de China de carne de porcino. Por Jaime Lamo de Espinosa

Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.

Querido lector:
La noticia agraria de esta quincena ha sido, sin duda, la del récord de nuestras exportaciones de porcino al mercado chino. No es un récord ni un mercado cualquiera. Las ci­fras asombran y la magnitud del mercado y su significación admiran.

Hace décadas mi Carta hubiera versado –y alguna hay al respecto– sobre la desafortunada y terrible reforma agraria China lanzada por Mao Zedong tras la última fase de la Guerra Civil china. Fue una pavorosa re­forma con millares de propietarios asesinados hasta que en 1953 surgió la colectivización agraria y las comunas populares. Pero este “gran salto adelante” fue en realidad un profundo fracaso y generó la gran hambruna china con unos 30 millones de muertos. La causa fue lo que Steven Rosefielde llamó “la inanición-terror”. China solo recuperó sus ci­fras de alimentos a finales de los 60. Luego, a final de los 70, llegaron las Cuatro Mo­der­nizaciones, se creó el Sistema de Res­pon­sa­bilidad de la Producción Familiar, desaparecieron las comunas…

Más tarde los campesinos pudieron arrendar y vender sus tierras, se promovió el riego, se llevó a cabo el proyecto de las Tres Gargantas y se fomentó el uso de la mecanización y fertilizantes. Luego, en los 90, se liberalizaron mercados y precios y la producción agrícola comenzó a venderse a precios de mercado. Así se pasó de la autarquía y el hambre a la globalización y a ser una superpotencia agraria. Y eso ha llevado a China en las últimas décadas a una muy potente política económica y agraria, su PIB crece a razón de dos dígitos anualmente, diversifica su producción, ca­mina hacia sectores muy tecnologizados, potencia su agricultura, y se convierte en la segunda economía mundial anunciándose ya que será la primera en 2025, en muy po­cos años.

Hoy China cuenta con una quinta parte de la población mundial (1.300 millones), abandonando núcleos rurales y ocupando ciu­dades más y más grandes progresivamente. Y es un país que produce una cuarta parte de los alimentos del mundo, siendo el mayor productor y el mayor importador mundial de alimentos. Su agricultura aporta el 10% del PIB aunque para ello ocupa un tercio de su población que está empleada en actividades primarias. Es además el mayor productor de arroz, trigo (17% de la producción mundial), maíz y cebada, entre otros. E importa el 60% de las exportaciones estadounidenses de haba de soja. Y sus fondos soberanos (el CIC es el segundo del mundo y cuatro de ellos están entre los diez mayores del mundo) invierten en agricultura y en agua en el mundo entero.

También es el mayor productor y el ma­yor consumidor de carne de cerdo del mun­do, casi la mitad. Pero sufre de un problema que es la Peste Porcina Africana (PPA) que en 2018 afectaba a 31 provincias con 123 brotes. Es un problema que conocimos bien y sufrimos en España hace muchos años y cuya erradicación le debe mucho a las políticas practicadas por el que fue director general de la Producción, Agraria y subsecretario con­migo y más tarde ministro, José Luis Gar­cía Ferrero, hoy fallecido.

Hoy China lucha contra la PPA sacrificando millones de cerdos. Es una pandemia de fuerte impacto en su economía. Podría ser autosuficiente también en porcino pero, de momento, la PPA se lo impide. Y por ello China se ha convertido en el mayor importador de carne de porcino del mundo, con más de 3.500 millones de euros al año. Y España se ha convertido, poco a poco, en el segundo proveedor mundial. Exportamos globalmente en 2020 casi 3 millones de toneladas (Inter­porc), creciendo un 22,2% en volumen y un 21,7% en valor respecto a 2019. El porcino es el segundo sector más exportador de nuestro SAA. Y a China se destinaron 1.391 millones de toneladas. Exportamos a China tanta carne de cerdo como los 27 países de la UE juntos. Y, para ello, paralelamente, la carne de cerdo ha evolucionado positivamente en nuestra Producción Final Agraria y en la Renta Agraria.

El valor de nuestra producción de porcino se ha multiplicado en las cuentas de la Renta Agraria Nacional de un modo asombroso, por 4,4 entre 1990 y 2020, y representa hoy el 41,4% de la Producción Final Ganadera cuando era solo el 24,3% en 1990 o el 31,8% en 2000. Hoy se cifra en 8.377 millones de euros el valor de dicha producción, unos 5 millones de toneladas en 2020, con un aumento del 8,24% sobre el año anterior y un 24,1% en los últimos cinco años (Pla­ta­for­ma Tierra) con un muy fuerte crecimiento en Aragón. Es el 16,3% de la PFA total, tan solo precedida por Frutas (18,7%) y Hortalizas (19,2%) en 2020 y seguida por sectores tan importantes y paradigmáticos para nuestra agricultura como aceites (se­gun­do exportador a China) y vinos (tercer exportador).

El sector por­cino se ha convertido así en el sector ganadero más importante de España, el segundo productor de la UE y el tercer exportador a nivel mundial con cerca de 86.000 granjas y unas 2.200 in­dustrias cárnicas. ¡Un éxito que debe ser reconocido y admirado! Y aunque la Covid nos ha cambiado los hábitos alimentarios in­ternos reduciendo el consumo en Horeca y aumentando en el ho­gar, las cifras de consumo interior siguen siendo muy similares.

Y a ello hay que añadir otro dato positivo. Dada la dispersión de ese mundo productivo en nuestro medio rural es además un impulsor de la España vaciada. Algunos calculan que esas 80.000 granjas generan unos 300.000 puestos de trabajo directos y más de 1 millón indirectos, creando oportunidades para la juventud que quiere permanecer en el medio rural e impulsando la demanda de inputs y atrayendo servicios e infraestructuras. Y la presencia fe­me­nina no es menor en esta actividad.

Pero no todos pueden exportar a China. Es necesario cumplir el protocolo sanitario AQSIQ, firmado por España en 2007 y tras el acuerdo alcanzado en Pekín en mayo de 2019 la Ad­mi­nis­tra­ción de Aduanas de aquel país debe autorizar los establecimientos aptos para llevar a cabo dichas exportaciones. En 2019 eran solo 18 y hoy son ya 57.

Pero este optimismo debe ser examinado con más frialdad. El profesor Carlos Buxadé, gran experto en estas materias, nos ad­vierte ya que estamos ante una situación “coyuntural” que no va a durar más de dos o tres años, que él siempre ha dicho que nuestra apuesta por China es demasiado fuerte (recordemos lo que sucedió cuando se cerró el mercado ruso), que China empieza a pedir calidad organoléptica y empieza a importar desde Canadá (cerdos menos magros que los españoles) y que el sector vive muy a corto plazo. Si tenemos presente que China pronto será capaz, como fuimos nosotros, de acabar con la PPA, en ese momento la producción interior china crecerá, forzarán las autoridades su producción local, y nuestras exportaciones deberán reducirse. Seamos cautos.

Y finalmente, vayamos a algo más poético… no olvidemos los ciclos de la naturaleza… ha llegado la primavera. Mi­to­ló­gi­ca­men­te eso significa la llegada de Proserpina junto a su madre De­méter (Ceres), diosa de la naturaleza, de la agricultura que decora y llena durante seis meses la tierra de bonanza, flores, sol, ca­lor… propios de la primavera y el verano. Ojalá, con ellas, nos lleguen también buenas cosechas.

Un cordial saludo

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