SS.MM Los Reyes con la cadena agroalimentaria. Por Jaime Lamo de Espinosa

El Plan Verde es una propuesta no exenta de riesgos como reducir la producción agraria europea un 15%, unido a un recorte de las aportaciones financieras de la PAC, reverdecer ésta haciéndola menos productiva y más ecológica, reducción en más de un 50% y un 20% de uso de fitosanitarios y fertilizantes, respectivamente, etc. Hasta ahora solo hace prever escasez y ha generado gran inquietud y descontento rural. Se dice, incluso, que este Plan Verde puede ser otra pandemia del campo.

SS.MM Los Reyes con la cadena agroalimentaria. Por Jaime Lamo de Espinosa

Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.

Querido lector:

Escribo estas líneas cuando acaba de aprobarse una nueva prórroga, la quinta, del “estado de alarma” por otros quince días, hasta el 7 de junio. Aprobación compleja que ha ido unida a un extraño acuerdo de ida y vuelta, de dimes y diretes, por de­cirlo amablemente, sobre la reforma la­boral de Rajoy de 2012 que fue, sin duda alguna, una de las claves, la clave, de la re­cuperación del empleo y de la economía en aquellos años difíciles de crisis.

Tratar de destruir aquel eficaz instrumento ha generado todo tipo de protestas y muy en es­pecial, con toda razón, de la patronal CEOE que lo ha calificado de “irresponsabilidad mayúscula”. Pero también desde el seno del propio Gobierno donde, alrededor de la vicepresidenta económica Calviño, muchos barones del PSOE han hecho cau­sa común frente al acuerdo con Bildu y UP. Ojalá el tema no vaya a más y se respete esta importante norma laboral tan esencial para todos los sectores económicos, incluido el agrario. Y planteado en mal momento, pues al tiempo, la UE acaba de exigir al Gobierno que actúe ya frente a la crisis para incitar la recuperación y evite el crecimiento de los niveles de quiebras, paro y pobreza.

Mientras tanto no han dejado de pasar cosas en estas semanas. La más positiva es que las cifras de exportación de marzo, solo marzo, sin incluir los dos primeros me­ses del año que están fuera del coronavirus, ha permitido al sector de la alimentación, bebidas y tabaco mantener su cuota del 21,9% con un crecimiento del 12,9%. Si comparamos esto con lo ocurrido con los sectores del automóvil o bienes de equipo con fuertes caídas, hay que felicitarse por ello.

En el mercado interior, hemos observado el cambio en los hábitos de consumo en la red Horeca, prácticamente desparecida del mercado por cierre obligado y más, mu­cha más demanda interior en hogares por el confinamiento pero, en general, con búsqueda de productos a precios más bajos. Pues bien, esto ha provocado una fuerte caída en los precios de algunos productos ganaderos (lechones, cordero, cabrito, etc.) y, curiosamente, un alza paralela en ciertos alimentos al consumidor, sobre todo en básicos y perecederos. Así (ver AgroNegocios nº 735), la diferencia entre precio en origen y en destino se ha multiplicado por seis, aproximadamente, en hor­­talizas y por tres en cárnicos. Con­fie­mos en que los cambios que se han introducido en el Real Decreto de la cadena alimentaria eviten las ventas a pérdidas y elimine la práctica de comprar a los productores sin precio o a precios no competitivos. La AICA debe vigilar y corregir tal si­tua­ción en el futuro.

No olvidemos, además, que los precios internacionales están cayendo en muchos sectores especialmente en los cereales dada la enorme cosecha que se espera a nivel mundial y también allí donde la pluviometría ha lanzado las previsiones al alza, como en España (se prevén 7,30 Mt de trigos y 10,28 Mt de cebada, un incremento de un 40% sobre el año anterior). Y, al tiempo, otros precios mundiales apuntan al alza pues ciertas cosechas globales no ofrecen buenas perspectivas. Es por eso que el Baltic Dry se ha recuperado algo, poco, en la última semana, pero sigue por debajo de los 757 puntos que alcanzó a mediados de abril.

Por lo que respecta a la recolección de las cosechas de primavera en España hay que elogiar la propuesta del ministro Luis Planas queriendo prorrogar hasta octubre el Decreto que fomenta el trabajo en el campo. Es verdad que parece que el SEPE no ha dado la suficiente agilidad a los trámites administrativos necesarios para que los parados y otros puedan acceder a es­tas oportunidades laborales tan necesarias para la recolección de las cosechas de frutas de hueso y de hortalizas.

La reacción está siendo lenta y no olvidemos que el sector precisa de unos 100.000 jornaleros. Y no en “régimen de esclavitud” como extrañamente, seguramente por error, ha llegado a afirmar la ministra de Trabajo. No existe en el campo español trabajo de es­clavitud, ni ahora ni nunca. Y hay que agradecer también a Planas, que, cómo pedíamos en nuestra última Carta, haya anunciado un plan de choque para el vino –según la FEV su facturación cayó un 35% de media en el primer cuatrimestre del año– mediante medidas de destilación de unos 2 millones de hl con un coste de 86 millones de euros.

Pero como las desgracias nunca vienen solas, el Brexit asoma su negra cabeza tras la recuperación de Boris Johnson de su personal Covid-19. Anuncia que de “no llegar” a un acuerdo comercial con la UE muchas de nuestras exportaciones co­menzarán a pagar aranceles, no menores, a su ingreso en Reino Unido. Vinos con 10/12 libras según su graduación, cavas 26 li­bras/hl, aceite de oliva virgen a 102 li­bras/100 kg y hortalizas frescas con un 8-14% según los productos. Veremos.

Mientras tanto en Bruselas se ha presentado el pasado día 20 el nuevo programa llamado “ De la Granja a la Mesa” y “Biodiversidad 2030” que es la gran apuesta estratégica de la nueva presidenta. Ex­tra­ñamente –raro, raro…– no asistió al acto el comisario de Agricultura, Wojciechowski.

Este Plan Verde es una propuesta no exenta de riesgos como reducir la producción agraria europea un 15%, unido a un recorte de las aportaciones financieras de la PAC, reverdecer ésta haciéndola menos productiva y más ecológica (¡un aumento de superficie del 233% entre 2018 y 2030!), reducción en más de un 50% y un 20% de uso de fitosanitarios y fertilizantes, respectivamente, etc., etc. Hasta ahora solo hace prever escasez y ha generado gran inquietud y descontento rural. Se dice, incluso, que este Plan Verde puede ser otra pandemia del campo. Aunque, nos dicen, que se trata simplemente de buscar un sistema ali­mentario saludable, más biosostenible y climáticamente adaptado.

Pero algo absurdo sí parece este planteamiento cuando es obligado potenciar la seguridad alimentaria europea y mundial forzando la producción y la ocupación del medio rural. Ya recordé en mi Carta pasada que Macron ha afirmado que la agricultura debe estar fuera de las leyes del mercado (recordemos que la escuela fisiocrática era francesa). El tema es suficientemente grave por lo que escribiremos más extensamente sobre ello en próximas cartas.

Y quisiera terminar esta Carta con mi aplauso y elogio hacia los Reyes de Es­paña que han apostado por la cadena alimentaria, pues el pasado día 21 visitaron el eje medular de la cadena de distribución que nutre Madrid desde su inauguración en 1982, Mercamadrid, y que lo ha venido haciendo con regularidad y eficacia desde que empezó la pandemia, porque es la mayor plataforma de distribución logística de alimentos de España, el gran símbolo del consumo alimentario de nuestra gran ciudad.

Don Felipe y Doña Letizia continuaron así con sus reuniones, presenciales unas y virtuales otras, con los principales sectores de nuestra economía y cultura. Era una visita importante porque tras la llamada del campo, tras el grito del campo del mes de febrero, tras aquellas justificadas tractoradas, reclamando precios justos y rechazando las ventas a pérdidas, los agricultores y ganaderos de toda España, re­gresaron a su dura actividad cotidiana y no han dejado de abastecer silenciosa pero eficazmente todos los mercados y to­das las industrias con una gran regularidad y eficiencia que solo aplausos merecen. Eso es lo que los Reyes han querido significar con su presencia. Y los Reyes merecen un aplauso y el agradecimiento de toda esa enorme cadena en cuyo inicio se encuentran nuestros agricultores, ganaderos y pescadores –el sector FAO– que se­guro han agradecido esa visita con satisfacción suma. Gracias, sin duda, a la Co­rona.

Un cordial saludo.

Foto © Casa de S.M. el Rey.

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