La PAC, acuerdo sí, pero… Por Jaime Lamo de Espinosa

Siempre me he quejado de la enorme burocracia que ha acompañado a todas las PACs que hemos vivido. Pero me temo que nunca como ahora las tramitaciones administrativas, la burocracia, los papeles, mañana serán tan abundantes y necesarios como en los próximos años, para que estos puedan justificar que se acomodan a los múltiples, variados e incluso contradictorios objetivos que prevé esta nueva política.

La PAC, acuerdo sí, pero… Por Jaime Lamo de Espinosa

Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.

Querido lector:

Cuando iniciaba estas líneas, el pasado sábado 10 de julio, el presidente nos anunciaba una crisis de gobierno enjundiosa, amplia, de múltiples lecturas, pero en la cual, afortunadamente, el ministro Luis Pla­nas seguía, sigue, al frente del depar­ta­mento de Agricultura, Pesca y Alimentación. Era necesario, goza del respeto del mundo agrario nacional e internacional y está em­barcado en las negociaciones derivadas de la nueva PAC. Así pues, enhorabuena Sr. ministro.

Estamos acabando julio que nos lleva a agosto, y el refrán nos dice que “Afánate en tu estío, y en tu invierno tendrás descanso, lumbre y abrigo”. Pero ya no miramos el re­franero, tampoco el “zaragozano”, seguimos los avatares de una meteorología cada año un poco más rara en virtud del cambio climático que nos amenaza día a día y, sobre todo, en este final de mes, en medio del estío, examinamos con ojos críticos la nueva PAC que nos está llegando, frente a la cual se afanan Ministerio, organizaciones y autonomías, para lograr la paz que asegure el descanso y el abrigo en años venideros. Estamos ya viviendo los últimos acuerdos sobre la PAC, acuerdos intermiembros e interautonómicos cuya trascendencia sobre nuestras producciones y sobre las rentas de nuestros agricultores en los próximos años 2023-2027 van a ser condicionadas por estos grandes y complejos pactos.

Hablemos pues de la PAC. Ya estamos en el final de una profunda reforma, la mayor desde los años noventa, y que transforma cifras y principios inspiradores y de aplicación. Una nueva PAC que nace bajo el recorte económico de los fondos que llegaban del Reino Unido y cuya cifra de ayudas a España –47.000 millones de euros para unos 700.000 beneficiarios– se reduce en términos porcentuales sobre nuestra Producción Final Agraria (PFA) y sobre nuestra Renta Agraria (RA), dados los crecimientos de ambas en estos últimas décadas. De ahí la lucha, el debate, por el reparto entre autonomías.

Los ministros de Agricultura de la UE-27 ratificaron el pasado 28 de junio, el acuerdo provisional de la reforma. Dos excepcionales artículos publicados en AgroNegocios por dos colaboradores habituales, nos han traído toda la información necesaria para comprender la complejidad de las decisiones y el nuevo –porque va a ser muy nuevo– panorama que se abre para la PAC y para las rentas de nuestros agricultores y ganaderos. Me refiero a los publicados por Tomás García Azcárate bajo el título “68 preguntas y respuestas en torno al reciente acuerdo sobre la PAC 2023-27 y su aplicación en España”, y el escrito por Eduardo Moyano Estrada, titulado “Las enormes dificultades en la toma de decisiones sobre la PAC en la Unión Europea” (Agronegocios. Nº 758. 25 de junio de 2021, página 3).

García Azcárate, gran experto en estos temas por antiguo funcionario de la UE, formula 68 preguntas a las que va dando respuesta, anunciando las sorpresas que cada tema contiene y los temores que a él le suscitan. Es un informe exhaustivo y muy analítico que merece ser leído y estudiado. Trata sobre todas las ayudas innovadoras, sobre la vieja PAC, sobre la condicionalidad social sobre el nuevo greening, la PAC más verde, y los ecoequemas, etc. Pero hay una frase que define bien su pensamiento y su escepticismo. Dice así: «¿Per­mitirá esta PAC alcanzar los objetivos marcados por la Comisión en sus estrategias “De la granja a la mesa” y “Biodiversidad”? No creo que nadie pueda dar hoy una respuesta categórica a esta pregunta, aunque en mi intuición es que la nueva PAC, por sí sola, no debería permitir cumplir con estas estrategias”.

Moyano nos enumeraba las dificultades: demasiados trílogos, extraño papel el del comisario de Agricultura polaco, poco mediador, coincidencia en un modelo agrario más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, necesidad de una transición ecológica, dificultad en definir la “nueva condicionalidad social” así como la de “agricultor genuino o activo”, compatibilidad con la Agenda 2030 y con la ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), dificultad del Pacto Verde y (F2F) “De la granja a la mesa”, inclusión de los ecoesquemas en el primer pilar, cuidado con el supremacismo ecologista y con su amenaza sobre la despoblación rural, etc.

A final de junio se cerró el acuerdo a nivel europeo. Los objetivos de la Comisión fueron claros: garantizar una renta justa a los agricultores, actuar contra el cambio climático, apoyar el relevo generacional, aumentar la competitividad, proteger el medio ambiente, mantener zonas rurales dinámicas, reequilibrar el poder en el seno de la cadena alimentaria, preservar el paisaje y la biodiversidad y proteger la calidad alimentaria y sanitaria. Y todo ello haciendo nuestras zonas rurales más fuertes, conectadas, resilientes y prósperas, si es que ello es posible. Y ¿podríamos pensar en compensar económicamente a las áreas forestales y vegetales por su función de fotosíntesis en la que secuestran carbono y lanzan oxígeno? Si penalizamos por lo contrario habría que pensar en estas compensaciones… digo yo…

Aprobado lo anterior el pasado 28 de junio, tras la consecución del acuerdo sobre la PAC entre los colegisladores –el Parlamento Europeo y el Consejo y la Comisión Europea–, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, convocó el pasado día 14 de julio a las comunidades autónomas para cerrar un acuerdo en torno a una propuesta que recoge los principales parámetros de aplicación de la PAC en España. Esta propuesta, de apenas una docena de páginas, no es desde luego el Plan Estratégico de la PAC, el PE-PAC, que debe presentar España antes de finales de este año, sino el marco que debe servir para redactar dicho Plan que, si nos atenemos a la experiencia conocida de este tipo de documentos, será particularmente detallado y su extensión comprenderá centenares de páginas.

En estas páginas se aborda los temas cruciales, en parte antes mencionados: la distribución de los 47.000 millones de euros, el papel de los agricultores a tiempo parcial, la gestión de los ecoesquemas voluntarios y el juego aquí de los pagos directos, el límite de tales ayudas, la reducción del número de regiones de pago que no serán más de veinte, los límites a las ayudas, el concepto de agricultor activo o genuino, etc. Un programa muy complejo, como se ve, y lleno de aristas que hace que sea visto desde perspectivas muy diferentes, lógicamente, según las diferentes autonomías.

Como era de esperar, cada consejera, cada consejero, trajo a la Conferencia Sectorial el punto de vista de su comunidad autónoma, en ocasiones, previamente acordado en su propio parlamento o asamblea o con sus organizaciones agrarias, con poco o ningún margen de maniobra para ceder, en una negociación en la que la cesión es obligada, como no puede ser de otra manera, en un país como el nuestro, en donde la diversidad agronómica es la norma que se traduce en posturas igualmente diversas y distanciadas, prácticamente imposibles de conciliar.

Y…¿hubo acuerdo? En realidad sí hubo acuerdo. El ministro, expresamente, propuso a los consejeros, en primer lugar, si podrían ponerse de acuerdo en considerar el documento presentado por el MAPA como base de trabajo para proseguir los preparativos del Plan Estratégico. En segundo lugar les propuso crear un grupo de trabajo para definir los ecoesquemas; primera reunión celebrada el pasado día 21. Y, en tercer lugar, les propuso que el MAPA informara del resultado de ese grupo de trabajo y del estado de elaboración del plan en una futura Conferencia Sectorial.

Estas tres propuestas son las que se sometieron a la consideración de las comunidades autónomas. Tras explicar estas propuestas el ministro preguntó si contaba con el acuerdo de la Conferencia Sectorial y solo Navarra intervino en contra, por lo que se dio por adoptado el acuerdo. Imagino que para algunos esto representa cierta incomodidad, pero es la realidad. El ministro empleó la misma fórmula que utiliza la Presidencia del Consejo de Ministros de la Unión Europea cuando se termina una negociación, dando ocasión a quien esté en contra del acuerdo que se propone para que tome la palabra. Y lo que se propuso es un acuerdo.

La Conferencia Sectorial llegó pues a un acuerdo sobre lo esencial, la necesidad de continuar con los trabajos de elaboración del PE-PAC y presentarlo dentro del plazo que establece el Reglamento; España no se puede permitir el lujo de demorar su presentación. Para ello, la propuesta del MAPA es la guía que deben emplear los servicios técnicos del Ministerio de Agricultura y de las consejerías para orientar sus trabajos. Como quiera que los ecoesquemas constituyen la principal novedad de esta PAC, en lo que a medidas se refiere, se convino igualmente en encargar a un grupo de trabajo desarrollar los detalles de estas nuevas prácticas ambientales, para informar de su resultado a la Conferencia Sectorial, que será informada igualmente del progreso de elaboración del PE-PAC hasta su presentación a la Comisión Europea. Vale la pena leer los “Puntos de Vista” de Tomás García Azcárate y de Vidal Maté publicados en AgroNegocios sobre este “no acuerdo”. Desacuerdo sobre el “cómo” y el “diagnóstico”, nos dice García Azcárate.

Se han hecho muchas lecturas del resultado de esta Conferencia Sectorial, si se quiere, tantas como posiciones había de partida, pero lo cierto es que los trabajos del PE-PAC, coordinados por el Ministerio de Agricultura, continúan su curso y, conociendo al ministro Luis Planas, como no podía ser de otra forma, el Plan se presentará en plazo.

Ahora tiene que hablar también con las OPAs. Y alegan todas las partes que les falta información. Pedro Barato, presidente de Asaja, nos ha advertido “Con lo que conocemos hasta hoy (ABC, 21 julio), esta PAC perjudica a la agricultura y al agricultor profesional”. Y hace referencias negativas a los impactos que llegan desde Transición Ecológica y Consumo (lobos, carne, etc.).

Y al tiempo –más presiones– el paquete de medidas “Fit for 55” sobre la transición ecológica que acaba de anunciar (14 de julio) Von der Leyen y que tratará de reducir en un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 2030, afectando de lleno, ahora sí, a la agricultura y la edificación. Nuevo y tenebroso panorama desde el puente…

Tras tales complejidades no puedo, por menos, que recordar que desde siempre me he quejado de la enorme burocracia que ha acompañado a todas las PACs que he­mos vivido. Pero me temo que nunca como ahora las tramitaciones administrativas, la burocracia, los papeles, mañana serán tan abundantes y necesarios como en los próximos años, para que estos puedan justificar que se acomodan a los múltiples, variados e incluso contradictorios objetivos que prevé esta nueva política.

Finalmente, un comentario inevitable. Téngase cuidado con las advertencias ligeras sobre el consumo de carne tomando como base la lucha contra el cambio climático. El slogan “Menos carne, más vida” carece de sentido y es falso. Vetar, condenar, prohibir el consumo de carne es muy grave. Y de hacerse aisladamente por un Estado miembro de la UE es un gravísimo error. Sus consecuencias pueden ser terriblemente impactantes sobre la actividad agraria y sobre el medio rural. Hablamos de vacas, corderos, porcino, etc. sin darnos cuenta que todo ello supone casi la mitad de la Producción Final Agraria y que no es concebible un campo, un medio rural, sin ganadería. La PAC no será más “verde”, como se quiere, sin ganadería. ¿Vamos a acabar protegiendo al lobo/proteínas que nos devora y condenando el ganado/proteínas que nos alimenta? ¿Vamos a quejarnos día a día por la España vacía y vamos a acentuar su vaciamiento? Muchas paradojas… Por favor, dejen este tema en manos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Ali­mentación, que rápidamente ha atajado lo ocurrido, Ministerio que por estas razones une la producción y el consumo alimentario en sus competencias. Cuidado con esta cuestión… y cuidado con lo que se avecina en materia de aguas… ya lo comentaremos en otras cartas del próximo trimestre.

Veremos el final de esta historia –la PAC– a la vuelta del verano y antes de fin de año. Hasta entonces ¡muy feliz verano a todos lleno de cosechas abundantes!

Un cordial saludo

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