La OMC no está muerta. Por Horacio González Alemán

A mediados de junio, la XII Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) consiguió finalmente llegar a una serie de acuerdos en varios ámbitos, que parecen sacar a la organización del encefalograma plano que viene padeciendo desde hace años.

La OMC no está muerta. Por Horacio González Alemán

Por Horacio González Alemán. Ex director de FIAB. hgaleman@thoffood.com

Nada que ver con los compromisos de la Ronda Uruguay y otros, especialmente para la agricultura, pero se abre una ventana de oportunidad.

En materia agroalimentaria, se ha conseguido cerrar el acuerdo sobre subsidios a la pesca -tras 21 años de negociaciones-, que busca prohibir las ayudas para actividades ilegales o no reguladas, y para evitar la sobreexplotación.

También se han conseguido dos decisiones en materia de seguridad alimentaria: una para frenar los cierres a la exportación de productos agrarios que, en la actual coyuntura, no han parado de crecer -Indonesia con el aceite de palma, India con el trigo y suma y sigue…-, y otra para exceptuar al PMA (Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas) de toda restricción en sus compras para la acción humanitaria.

Pero, quizás, el que ha pasado más desapercibido y pueda ser de gran interés es el impulso alcanzado para revisar el Acuerdo SPS (Medidas Sanitarias y Fitosanitarias), buscando fortalecer su aplicación y abrirlo a los nuevos desafíos.

El SPS establece un conjunto de normas básicas para que los Estados no cierren sus fronteras injustificadamente sobre la base de la protección de la salud de las personas, animales y plantas, y la ampliación de sus cometidos solo puede tener un sentido: incluir la sostenibilidad.

Y esto es de reseñar, sobre todo ahora que la Unión Europea está impulsando este debate con las “clausulas espejo” y los efectos externos de la «Farm to Fork» (De la granja a la mesa).  No debemos olvidar que hoy la protección de los mercados por la vía de los aranceles ha perdido relevancia -salvo en las guerras arancelarias-, y las exportaciones se frenan a través de normas técnicas.

Reformar la organización

Por último, el paquete de acuerdos incluye embarcarse en un proceso de reforma de la organización, que tampoco es un compromiso menor a la vista del actual bloqueo que propició EE.UU. -Trump-,  con su negativa a renovar los jueces del sistema OMC de arbitraje.

Seguramente son resultados modestos. Muchas cosas han quedado en el tintero, no cabe duda. Pero también hay que reconocer que es un paso adelante, y, sobre todo, que se ha conseguido romper la dinámica de bloqueos.

Ahora se puede empezar a trabajar en temas clave como reforzar la Organización, ampliar sus campos de acción, poner en funcionamiento el Sistema de Solución de Diferencias, … etc. No va a ser fácil, ni rápido, pero no olvidemos la situación actual del comercio internacional: retorsiones una tras otra, cierres de frontera, rupturas de cadenas de valor, prohibición de exportaciones… Necesitamos, por tanto, salir de la jungla y reforzar reglas comunes, claras y que se apliquen de manera efectiva.

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