Entrevista a Mari Luz de Santos, directora de Intercun: “B+ refleja el compromiso de los sectores ganaderos cárnicos en avanzar en bienestar animal en granja y mataderos”

Entrevista a Mari Luz de Santos, directora de Intercun: “B+ refleja el compromiso de los sectores ganaderos cárnicos en avanzar en bienestar animal en granja y mataderos”

Rosa Matas

«B+ Compromiso Bienestar Animal» es el sello que han elegido las interprofesionales ASICI, Avianza, Intercun, Interovic, Interporc y Provacuno para facilitar a los consumidores la identificación de todos los productos certificados. La directora de Intercun, Mari Luz de Santos, asegura que el sello refleja el compromiso de los sectores ganaderos cárnicos en avanzar en bienestar animal en granja y en mataderos.

 ¿Qué es ‘B+ Compromiso Bienestar Animal?

Esta marca es una identidad pública, un sello único que refleja el compromiso de los sectores ganaderos cárnicos en avanzar en bienestar animal tanto en granja como en los mataderos. Detrás de este sello hay esquemas de certificación de cada sector que tratan el cumplimiento de reglamentos con unas normas más estrictas que aquellas que recoge la legislación en materia de bienestar animal.

¿Por qué se presenta de manera conjunta?

Porque cada interprofesional impulsa un sello y lo que se busca con B+ es una imagen común, que cuando el consumidor vaya al lineal de las carnes no se encuentre cincuenta sellos distintos referentes al bienestar animal, sino uno único que identifique bajo un paraguas común que todas las barquetas cumplen esas exigencias a mayores en bienestar animal, cada uno en su especie.

Ponga un ejemplo de esas exigencias a mayores. 

Es una certificación en proceso, es decir, engloba la producción, la transformación y el punto de venta. Se evalúan las condiciones de bienestar animal en granja, en transporte y en sacrificio y todo lo que cumple con esas exigencias cuando llega al punto de venta tiene el sello B+. Cada una de las carnes tiene un esquema de certificación diferente porque las especies son distintas. Hablaré del de cunicultura, todos muy parecidos.

El nuestro es un modelo mixto. Consta de un sistema de no conformidades y un sistema de puntuación. Hay un montón de indicadores de bienestar animal que se miden de acuerdo con unas variables. Tiene unos requisitos de obligado cumplimiento que nosotros llamamos no conformidades. Según sean graves o muy graves o no graves obligan a hacer medidas correctoras o impiden tener el sello. Y luego, el sistema de puntuación en el que se puntúa las condiciones de bienestar animal en granja y en matadero.

¿Qué miden?

Los indicadores de alojamientos en maternidad, en qué condiciones están las hembras reproductoras y miden las dimensiones, las propias condiciones del alojamiento. Hay indicadores de medio ambiente en un recinto de maternidad o de cebo, de manejo, de bioseguridad, de mano de obra o de control de granja. Hay un montón de indicadores.

¿Puede poner ejemplo de alguna medida concreta?

Las condiciones relativas a la densidad de los animales. Si ahora se permite una determinada densidad, con el nuevo sello la granja que tenga una densidad menor, en la que los animales estén más espaciosos, con unos parques más grandes de los que hay ahora, tendrá mayor puntuación en ese esquema de bienestar animal. O el mantenimiento de reproductoras, de hembras de reposición en grupo, por ejemplo. La legislación permite tenerlas individualizadas en un alojamiento. El ganadero que las mantenga en grupo, acompañadas, en grupos de dos o tres, de hermanas, tendrá más puntos.

¿Qué seguimiento está teniendo?

La imagen visual común está comenzando. Cada especie va a una velocidad diferente. En el caso de la cunicultura estamos a punto de sacar el esquema de certificación. Todavía nos queda un par de meses. Otras especies, las grandes, como el porcino, el bovino y el ovinoya están con ello en la calle.

Inicialmente cada esquema de certificación tenía una imagen visual y ahora, por eso se dice que es voluntario, coexisten esas imágenes anteriores que tenían cada uno de los sectores con esta imagen común, pero la tendencia es a que todo se unifique en torno B+. Son esquemas de certificación voluntarios.

¿Qué pasará con quienes no se acojan?

Habrá ganaderos y empresas de transformación que no quieran ir mucho más allá de lo que la legislación exige. Cumplirán la legislación sin ir más allá y no se certifican con el sello. No hay problema. Será luego el consumidor quien decidirá si está dispuesto a pagar un poco más por ese esquema de certificación.

¿Cuánto le costará al consumidor?

No puedo decir un precio. Hay unas condiciones que hay que certificar en granjas y establecimientos de transformación y una serie de empresas certificadoras que son las que se encargan de ver si realmente estos pliegos de condiciones se están cumpliendo. Lo que cada empresa de certificación cobra por certificar es variable.

Este proceso cuesta. Cuesta su implementación, los ganaderos y los establecimientos de transformación emplean dinero en cumplir exigencias a mayores y luego tienen que pagar la certificación aempresas externas, acreditadas por la ENAC. Lo deseable es que se trasladara al consumidor y que sea el quien decida si está dispuesto a pagar un poco más por esas exigencias

En la presentación se planteó que el sistema atiende a las ‘Cinco libertades’ y a los principios de Bienestar Animal fijados por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Se refieren a: Libre de hambre, sed y de desnutrición. Libre de temor y de angustia. Libre de molestias físicas y térmicas. Libre de dolor, lesión y de enfermedad. Libre de manifestar un comportamiento natural. ¿Cómo llega ese mensaje al consumidor?

Estos principios son los que fija la OMSA, es la filosofía del origen de cualquier mejora en bienestar animal. Es el punto de partida para explicar a la sociedad y a los consumidores lo que hay detrás. Para trasladarla a las granjas se mide el estado de bienestar animal se miden los indicadores que se evalúan con variables que reciben una puntuación.

» Nos cuesta mucho que nos pongan en los lineales»

Intercun es la interprofesional más pequeña de la seis. ¿Qué porcentaje del sector cunícola representa y cuál es su facturación y empleo?   

Representamos al 90% del sacrificio y alrededor del 95% de la producción y tenemos aproximadamente una facturación de 220 millones de euros y unos 3.000 trabajadores. Hay 45 establecimientos de producción y unas 1.500 granjas de conejos y me gustaría destacar que todas ellas cumplen la legislación vigente.

¿Qué balance hace el sector de 2022?

El sector tiene bastantes dificultades porque el consumo ha disminuido en los últimos años. La verdad es que nos está costando mucho a pesar de las campañas de promoción y comunicación que estamos haciendo. El último año ha sido muy duro por los elevados costes de las materias primas y de la energía para todos los eslabones de la cadena, que no se han podido repercutir de una manera total en el precio de venta al público precisamente por los problemas de consumo.

También atendemos el proceso de desmedicalización que está llevando a cabo el sector desde hace varios años y eso lógicamente también repercute en un aumento de la mortalidad en las granjas. Son temas en los que el sector está muy comprometido, pero lógicamente no resultan gratis.

El sector ha hecho un gran esfuerzo en diversificar la presentación al consumidor. ¿Dónde está el inconveniente a la hora de aumentar el consumo?

Yo creo que el inconveniente está en dos sitios. Primero nos está costando mucho llegar a la gente joven, convencerles de que la carne de conejo es un alimento muy interesante desde el punto de vista nutricional y que tiene formatos adaptados al estilo de vida actual. Los establecimientos de transformación han puesto a disposición de la venta desde muslos deshuesados en forma de filete, paletillas, hamburguesas, salchichas, lomo abierto o cortado transversalmente… hay decenas de referencias de carne de conejo muy cómodas.

¿Y el otro inconveniente?

El lineal en la gran distribución está muy cotizado y si se ponen estas referencias, pero no rotan lo suficiente, por un desconocimiento inicial del consumidor, finalmente son retiradas. Entramos ahí en un círculo vicioso que es difícil de superar. Nos cuesta mucho que nos pongan en los lineales y cuando nos ponen el consumidor por desconocimiento básicamente no lo pide porque no lo ve en ese mar de carne en el que nos juntamos todos. Y si no rota se retira el producto.

El relevo generacional es un problema en algunos sectores. ¿También en la cunicultura?

El sector productor de carne de conejo es el sector ganadero más joven de todos. Tenemos una media de edad de entorno a los cuarenta años. Eso no oculta que cuesta por las condiciones del sector y las dificultades de las que hablábamos antes encontrar relevo para aquellas granjas en las que los granjeros llegan a su edad de jubilación.

La agricultura y la ganadería tristemente no está de moda, si tenemos dificultades echamos en falta algunos incentivos para que se produjera ese relevo generacional de una forma más natural.

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