Por Jaime Lamo de Espinosa
Querido lector:
Querido lector:
Escribir después del apagón del pasado 28 abril no es fácil. Porque al tema central en debate de estos días sobre el inexplicable e inexplicado, hasta ahora, apagón energético se han unido voces que anómalamente se sitúan en favor de otro posible apagón, este hidráulico concerniente al Trasvase Tajo-Segura.
Con respecto al primer tema, el “apagón”, se nos dice que no fue un ciberataque ni un sabotaje, pero seguimos ignorando sus causas reales. Incluso se nos dice que tardarán de unos tres a seis meses en poder darnos una respuesta realista. Y buscándolas se nos vienen exponiendo razones ideológicas, escasamente científicas, que parecen configurar una opinión gubernamental, ya prefigurada y adelantada, radicalmente contraria a las nucleares.
Y es que el apagón del 28 de abril ha cuestionado el modelo de renovables vs nucleares. Pero hay datos que avalan la necesidad de las nucleares. En 2024 la nuclear fue la segunda fuente de producción eléctrica. Por ello el cierre de nucleares de aquí a 2035 (ver PNIEC) sería –creo yo– un sinsentido. Lo que se ha demostrado ahora es que se precisa exactamente lo contrario. El cierre de Almaraz I y II, Asco I y II, Vandellòs, Cofrentes y Trillo generaría unas pérdidas de unos 30.000 empleos directos e indirectos, aumentaría el precio de la energía, entre un 25 y un 36% y haría desaparecer un sector que aporta hoy el 20% de la producción energética. Y eso cuando Francia produce el 65% de su energía eléctrica mediante nucleares. Parece que la deducción de tales datos sería que España debería aumentar su producción de energía nuclear, no a la inversa.
Pero además ¿cuál ha sido la causa real de este apagón? ¿Por qué ha ocurrido esto? ¿Dónde están las razones que nos llevan a este posible cierre energético, mucho más tras las explicaciones dadas tras el apagón? ¿Por qué se insiste en cerrar las nucleares? Pero, ¿no son las nucleares una “energía Verde” según la UE? ¿No es lo que defiende ahora –no antes– desde Bruselas Teresa Ribera? ¿Repetiremos el error de Alemania de cerrar sus centrales confiada en el gas ruso y que ahora lamenta extraordinariamente? ¿Iremos en contra de nuestra propia soberanía energética? Quizás necesitaríamos una “auditoría internacional independiente” y otra de la Comisión Europea que dictamine sobre las causas del apagón y nos recomiende las soluciones. Tal vez fuera aconsejable…
Pero hay otra cuestión, poco seguida en la prensa y en las televisiones de Madrid o nacionales, pero de gran trascendencia económica y social y que ha coincidido en el tiempo, y es el ataque sistemático y simultáneo contra al Trasvase Tajo-Segura. Parece que ahora se proyecta por el Miteco un nuevo real decreto que supondría reducir progresivamente las aportaciones al Segura en volúmenes apreciables, con una merma progresiva de las cantidades a trasvasar de un 40% hasta 2027 y un 50% de las aportaciones al regadío. Esto representaría un “apagón de la economía” de los regantes de la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería y un golpe definitivo al trasvase, a la “huerta de Europa” y al suministro urbano (ver turismo) que se encarecerá. Como se ha dicho “en el Levante sin trasvase paro y desierto”. Y por ello el pasado día 6, los regantes de Valencia, Alicante y Murcia se levantaron en pie de guerra dadas las fatales consecuencias que esto tendría.
“Llevaremos las movilizaciones donde haga falta, hasta aquí hemos llegado”, afirmaba el presidente de SCRATS, Lucas Jiménez, en una masiva concentración celebrada en Murcia a la que asistieron los presidentes de Murcia, la Generalitat Valenciana y el consejero de Agricultura de Andalucía. Y no olvidemos que el Segura es el río de España que menos embalsa, siempre por debajo del 30% de su capacidad, por lo que precisa de las aportaciones del trasvase desde el Tajo.
Si el Miteco cambia las normas del trasvase Tajo-Segura reduciendo los caudales a trasvasar esto tendría gravísimas consecuencias para la región receptora y sus habitantes.
Un ejemplo. Un recorte del 50% del agua que llega a la región de Murcia tendría un impacto negativo de 15.000 empleos, 27.000 ha de regadío menos y 5.600 millones de euros anuales. A esas cifras habría que añadir las correspondientes a Almería y Alicante, que sufrirán tan pronto se apliquen las nuevas reglas de explotación que pretende fijar el Miteco.
Un recorte que resulta ahora tanto más incomprensible, pues se propone cuando los embalses del Tajo se encuentran a rebosar con cerca de 9.300 hm³, un 84% embalsado y con Entrepeñas y Buendía embalsando 1.560 hm3.
La Generalitat Valenciana, con razón, considera que estamos en presencia de un “ataque a nuestra forma de vida”. Lean, por favor, el artículo de Lucas Jiménez, presidente del SCRATS, que lo explica racional y sensatamente y advierte “¡Hasta aquí hemos llegado! Si hemos de desaparecer, no será pacíficamente…”. Y ello porque prevé que tales reglas conviertan en secano el regadío de media provincia. También protesta Elche, cuyo ayuntamiento se opone a la alteración de las actuales reglas. El conflicto está servido… el Trasvase está en pie de guerra…
Y tienen razón. Atacar el trasvase, generar ahí un apagón hídrico en el momento en que los pantanos están en máximos históricos (al 76% de su capacidad según embalses.net) resulta verdaderamente anormal y sorprendente. Y estaríamos además en presencia de un inmenso “apagón laboral”.
¿Alguien puede comprender cómo en un momento como este, las decisiones oficiales que nacen sean todas contrarias a sectores muy potentes en nuestra economía, como es el caso del cierre de las nucleares o el recorte de los regadíos del ATS?
Las decisiones políticas deberían ir en favor de la creación de empleo o de nuevas actividades económicas o la potenciación de las ya tradicionales, pero nunca en favor de la destrucción del empleo, el recorte del PIB o el hachazo a sectores que desarrollan su actividad de modo especial en la región mediterránea.
Perderemos la inversión ya realizada, los empleos directos e indirectos creados, corrientes exportadoras –como la hortofrutícola– tradicionales y altamente respetadas, IAA complementarias y de gran calidad e importancia… De aplicarse tales reglas al ATS se irá recortando la actividad productiva y acabaremos en un “apagón de alimentos”. Otro apagón… cuando el Tajo-Segura, la gran obra de Manuel Lorenzo Pardo y de varios regímenes políticos, solo merece admiración, apoyo y continuidad.
Especialmente por el bienestar de comarcas enteras con un clima excepcional que precisan hoy agua abundante para el riego y para el turismo. Al apagón eléctrico vivido no le debe seguir otro apagón hidráulico sobre el Segura, lo que acarrearía, a su vez a medio o largo plazo, otro apagón alimentario. Conviene pensar en las hidráulicas de bombeo y alargar la vida de las nucleares.
El tema merece, creo yo, una pausada reflexión y en estos temas estructurales que afectan a generaciones debe buscarse la unidad de criterio y el consenso entre los grandes partidos. Si no, todo será fallido a largo plazo.
Un cordial saludo