A propósito del agua, Doñana y los berries de Huelva. Por Jaime Lamo de Espinosa

A propósito del agua, Doñana y los berries de Huelva. Por Jaime Lamo de Espinosa

Tras las elecciones, es hora de que las autoridades y los organismos reguladores de cuenca se pongan manos a la obra para encontrar soluciones consensuadas que potencien esa riqueza productiva en frutos rojos asegurando sus riegos y para proteger al máximo al Parque de Doñana.

Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.

Querido lector:

Acaban de celebrarse las elecciones del 28M con los resultados de todos conocidos y, justo al día siguiente, el 29, el presidente, vistos los resultados, ha anunciado la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio. No dispongo de tiempo para dedicar esta carta a estos eventos políticos de singular importancia. Más adelante, con cal­ma, me referiré a todo ello.

Hoy prefiero manifestar mi alegría por las abundantes lluvias caídas sobre casi toda España y comentar las muchas noticias de antes de las elecciones que llegaban de Huelva con tonos pesimistas e in­clu­so amenazadores. Alrededor de Doña­na se jugaban partidas políticas dadas las in­minentes elecciones, y se tejían horizontes positivos unos, como la legalización y ampliación de sus zonas de riego, y otros contrarios, poniendo en cuestión tales pro­yectos por el equilibrio entre las aguas ac­tual­mente muy escasas en los hu­me­dales del Parque y las necesarias para el riego.

En mi opinión todo el problema nace de la captación de aguas subterráneas del acuífero de la zona para regar tierras altamente productivas, sobre todo en frutos rojos, los famosos berries. Tema este que tenía que haberse solucionado ya y no ser objeto de polémica, si las obras previstas y aprobadas hace años para llevar me­diante trasvase aguas desde el Odiel a la zona de riego, sustituyendo así aguas subterráneas para el Parque por aguas su­perficiales, estas para el riego, se hubieran realizado.

Este mes de junio se celebrará en Huel­va el Congreso de Frutos Rojos. Es pues buen momento para hablar de un sector muy importante al que se le dedica poco espacio en los medios agrarios es­pecializados. Huelva es una provincia muy equilibrada sectorialmente. Potente industria a partir del polo químico-minero creado durante los Planes de Desarrollo, alto peso del turismo en el PIB (más de la mi­tad); una pujante flota pesquera y un sector agrario basado en la nueva agricultura dominada por los frutos rojos, nacida bajo plástico hace ya muchos años; los cítricos, con la mayor planta de zumos naturales de España (de la firma Don Simón con más de 2.000 hectáreas en Villanueva de los Castillejos), y una notoria ganadería con el famoso Jamón de Jabugo.

Los frutos del bosque son además un producto altamente solicitado en el ámbito gastronómico para postres, salsas, batidos, helados, etc., y son, además, una fuente de salud por su alto contenido en fi­bra y por diversos minerales como el po­ta­sio, magnesio, calcio y fósforo. Y también son ricos en vitamina A, C y ácido fó­lico.
Huelva es la principal productora de frutos rojos de España con el 98% de la producción nacional y el 30% de la europea. Y aporta hasta el 70% del empleo agrario de la provincia. Es una gran exportadora de fresas, con unos 1.400 millones de euros. Los frutos rojos son definitorios de la agricultura de la provincia con una su­perficie plantada en el entorno de las 12.000 hectáreas. De ellas, unas 6.200 co­rres­ponden a fresas, 3.500 a arándanos, 150 hectáreas a moras, y unas 1.800 de frambuesas, producto este que es el más afectado por la competencia de producciones extracomunitarias, especialmente de Marruecos.

Durante la última campaña, la producción de fresas fue de 270.000 toneladas, la de frambuesa de 50.000 toneladas, la de arándano de 50.000 toneladas y la de mora de 2.000 toneladas. Y los principales países de destino de los frutos rojos son Ale­mania, Reino Unido y Francia, y sorprende que, en el caso de la fresa, a pesar del Brexit las importaciones británicas ha­yan superado las francesas.

Ni que decir tiene que el sector está sufriendo las consecuencias derivadas del incremento de los precios de los fertilizantes, de las nuevas normativas de fitosanitarios, del cambio climático experimentado durante el último semestre y de recortes en el agua permitida para el regadío, lo que genera menores producciones y una muy fuerte polémica sobre esta cuestión.

En el último año el precio de las plantas ha subido un 20%, los abonos un 150%, el agua un 33%, a lo que hay que añadir el gasóleo de los tractores, la energía eléctrica y los costes laborales. Todo ello preocupa porque los costes de producción en los países terceros competidores son muy inferiores a los nacionales e incluso disfrutan de regulaciones que les permiten mantener una competencia en parte desleal.

Finalmente, la provincia está altamente afectada por el problema de sus infraestructuras hidráulicas, pues aun siendo muy rica en agua se mantienen infraestructuras obsoletas como el túnel de San Silvestre o zonas con problemas de riego como el condado de Huelva. Y no acaban de acometerse las obras para completar el trasvase de casi 20 hm3 desde la cuenca del Tinto Odiel a la del Guadalquivir, que fue aprobado en 2018 y que es necesario para proteger los acuíferos subterráneos del Parque Nacional de Doñana. La proposición de Ley presentada hace un mes trataba de regularizar los regadíos existentes y quizás, si es preciso, deba ser parcialmente modificada para equilibrar los intereses de ambas partes: riegos y reserva natural. De am­bas partes, no excluyendo o expulsando a una de ellas de la vida económica y laboral de Huelva.

No hay que olvidar que siendo Huelva una provincia con una economía muy diversificada las obras mencionadas anteriormente para el sector hidráulico permitirían incrementar el PIB provincial en un 11% y crear unos 13.000 empleos adicionales. Y, al tiempo, eliminar del debate público permanente el tema de la competencia por las aguas entre el Parque y el resto de la provincia adaptando su norma, lo que también solicita la Unesco y la Comisión Europea. Una Unesco que declaró el parque como Reserva de la Biosfera en 1980, siendo yo ministro de Agricultura y el Ministerio impulsor de dicha declaración.

Finalizadas ya las elecciones del 28 de mayo, habiendo ga­nado en Huelva el PP con unos resultados históricos que avalan el apoyo de su población a la propuesta autonómica por el agua, dados los resultados obtenidos en los cinco municipios de la Corona Norte, con dos municipios –Lucena del Puerto y Ro­ciana– con muchas hectáreas afectadas y donde el PP ob­tiene resultados entre el 60 y 70%, no cabe duda que eso re­presenta un claro apoyo a la ley de regadíos.

Es hora de que las autoridades nacionales, autonómicas, y lo­cales y los organismos reguladores de cuenca se pongan ma­nos a la obra para no seguir discutiendo sino para encontrar soluciones armónicas y consensuadas que potencien al máximo esa riqueza productiva en frutos rojos asegurando sus riegos y para proteger al máximo y a la vez, también, al Parque de Do­ñana. Ambas cuestiones requieren soluciones pacíficas y compatibles. Para eso creamos en la Constitución en 1978 las autonomías, no para incitar a luchas entre los poderes central, autonómico y local. Pónganse todos, repito todos, a ello en beneficio de todos los onubenses.

Un cordial saludo

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