Un futuro incierto para el sector agroalimentario español: cuando tres meses son largo plazo

Por José Antonio Domínguez Andreu. Gerente Comercial de Negocio. IBERCAJA

Un futuro incierto para el sector agroalimentario español: cuando tres meses son largo plazo

Ni en los peores escenarios posibles podríamos haber imaginado la realidad que hemos vivido en los dos últimos años. El impacto de la pandemia que, hoy por hoy, aún no sabemos hasta donde llegará, ha supuesto una crisis mundial, con impacto en mercados internacionales y en las propias estructuras financieras y modelos de negocio de multitud de empresas. Por si fuera poco, el presente conflicto bélico entre Rusia y Ucrania también está azotando el sector agroalimentario: además de la pérdida de seres humanos y el fenómeno migratorio de refugiados, existe un efecto multiplicador en la afección a sectores claves en la economía mundial como son el energético, las materias primas, los mercados financieros y el complejo agroalimentario.

Además, el sector agrario español se está viendo afectado por diversas vías como la subida de precios de los insumos, como fertilizantes, maquinaria, combustible… Esto ha supuesto un incremento muy significativo de los costes de producción que, en los desequilibrios actuales de los mercados internacionales, no podrán asumir compensaciones con incremento de precios.

Otro enfoque es la gran distorsión que estamos viviendo en el mercado mundial de la energía que está dando como resultado un proceso inflacionario del precio de la luz, los combustibles fósiles y el gas natural. Todo ello afecta directamente a la estructura de costes de producción de múltiples cultivos y actividades agrarias, por la propulsión de maquinaria, la climatización de instalaciones y el bombeo de agua para riego. Existe otro efecto de limitación de movilidad de productos agrícolas y ganaderos, sobre todo a nivel internacional, donde la subida del precio del trasporte hace inviable la comercialización y distribución de múltiples productos, todo unido a la crisis de los conteiner durante la pandemia.

Sería muy relevante el destacar el efecto en nuestro sector ganadero que une esta crisis con el impacto en la subida de los costes de alimentación animal, ya que la industria de los piensos se ha visto afectada por un proceso de inflación de las materias primas y sobre todo de la proteína vegetal, que hace que estemos en situaciones de margen negativo en casi todas las industrias cárnicas y en la lechera.

Todos estos desajustes, que nadie puede confirmar cuándo entrarán en un modelo rebote, en muchos casos, podríamos calificarlo de reajuste temporal y operativo.

Tenemos que estar atentos a todos los instrumentos de apoyo disponibles, localizando las oportunidades que nos ofrecen los fondos Next Generation UE, y por ende el Plan Estratégico de Recuperación, Transformación Resilencia (PERTR), donde tenemos que observar aquellos planes específicos para el sector agroalimentario, como los marcados por la Componente 3 basada en “Transformación ambiental y digital del sistema agroalimentario y pesquero” y el PERTE agroalimentario.

Debemos analizar las oportunidades generadas por planes trasversales como el PERTE Economía Circular, el Programa de Impulso de la Competitividad y Sostenibilidad Industrial o el Kit-Digital que pueden apoyarnos a reajustar nuestro modelo de producción y comercialización agroalimentarios.

Es momento de demostrar capacidades personales e institucionales, para el análisisde rigor, siempre dirigido a la toma de decisiones y a la acción, donde se pondrá en valor la CAPACIDAD DE ADAPTACIóN.

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