Climed Fruit: mejora de la resiliencia a los riesgos climáticos
El análisis de las tendencias de las temperaturas en los últimos 120 años pone de manifiesto que la cuenca mediterránea se ha calentado con mayor rapidez, aproximadamente un 20% más que la media mundial. Esta tendencia está causando daños reales y graves a los cultivos perennes mediterráneos, lo que se traduce en una disminución de la productividad y la calidad de los árboles frutales.
La situación exige una actuación inmediata para desarrollar estrategias adaptativas que combinen prácticas agrícolas sostenibles e inversiones en infraestructuras resilientes al clima (es decir, mallas de sombreo y material vegetal tolerante a la sequía).
Mallas de sombreo
Las mallas de sombreo protegen los cultivos perennes frente la sequía y las olas de calor extremas. Aunque los costes de su instalación pueden ser importantes, también protegen contra el granizo y reducen la vulnerabilidad ante los riesgos climáticos en general.
En viticultura, el proyecto VITISAD demostró que las mallas de sombreo reducen la exposición a las quemaduras solares al atenuar la radiación y retrasar cinco días el proceso de maduración, lo que optimiza la calidad del vino. Los parámetros de madurez de las bayas también se vieron afectados, con menor azúcar y mayor acidez, aumento del contenido de nitrógeno asimilable de los mostos en ~20 % y disminución del color y de los compuestos fenólicos en los vinos tintos. Además, las vides con mallas estaban menos estresadas bajo déficit hídrico.
El proyecto RESILVINE investigó el impacto de diferentes colores de mallas de sombreo sobre la dinámica de maduración y la producción de uvas para vino espumoso (var. Chardonnay) (figura 1). Las mallas de sombreo redujeron la incidencia de la radiación solar global y disminuyeron significativamente la temperatura de las bayas bajo la luz solar directa, con una mayor acumulación de azúcar bajo las mallas blancas. El rendimiento de las mallas de sombreo se confirmó en relación con el efecto sobre el microclima del viñedo.
Las mallas de sombreo azules y blancas (20 % de intensidad de sombra, figura 2) parecen reducir la temperatura media de la cubierta en los aguacates Hass2, 3, 4.
Las mallas de sombreo también son una herramienta valiosa en la producción de cerezas dulces, ya que ofrecen varias ventajas, como la protección solar, la regulación de la temperatura, la maduración uniforme de la fruta, la mejora del rendimiento y la conservación del agua. El porcentaje de sombra adecuado debería decidirse con arreglo a las condiciones climáticas locales y a las necesidades de la variedad de cereza (normalmente, 30-40 % de sombra)5.
Aplicaciones foliares
En el manejo del olivo, el uso de aplicaciones foliares de caolín, ácido salicílico y ácido abscísico, combinados o por separado, puede ser una estrategia eficaz para mitigar los efectos de la sequía y las olas de calor. El caolín, un mineral arcilloso natural, actúa como barrera física en las hojas, con lo que reduce la pérdida de agua por transpiración y proporciona cierta protección contra el estrés térmico. El ácido salicílico es conocido por su papel en los mecanismos de defensa de las plantas y puede ayudar a los olivos a soportar mejor el estrés medioambiental. El ácido abscísico es una hormona vegetal que regula las respuestas a la sequía y puede ayudar a los olivos a conservar el agua y ajustar sus patrones de crecimiento durante la escasez de agua. El Grupo Operativo Portugués Nuevas prácticas en olivares de secano exploró los efectos de diferentes sustancias naturales que inducen mecanismos de resistencia con efecto protector frente a factores ambientales adversos.
La aplicación de ácido salicílico y caolín aumentó significativamente la productividad de las aceitunas (figura 3), y la calidad del aceite de oliva no se vio afectada de forma negativa6. Además, la aplicación de ácido abscísico demostró un efecto a medio y largo plazo (figura 4) sobre el estado hídrico de los árboles, lo que contribuye a aumentar su resiliencia a la sequía de estrés estival y a retrasar los efectos adversos de la sequía. Las funciones fisiológicas y bioquímicas de los árboles también mejoraron durante la recuperación, ya que su capacidad para recuperarse de una sequía previa depende de la gravedad de los daños causados por el estrés anterior7. Sin embargo, es importante seguir las dosis de aplicación y los plazos recomendados para garantizar la eficacia de la estrategia.
La aplicación de caolín en las hojas de la vid también puede ser una buena estrategia para hacer frente a las olas de calor debido a la capacidad del caolín para reflejar la luz ultravioleta, lo que puede reducir la temperatura de las hojas y los frutos hasta 5 °C. Los proyectos de cooperación Generalitat Valenciana observaron que las aplicaciones de caolín en viñedos permiten una mejor intensidad de color y una mayor concentración de taninos y componentes aromáticos, en un estudio sobre la fisiología del viñedo y la calidad del vino en un viñedo de la cepa Marselan en España.
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Mejora de la resiliencia a los riesgos climáticos