La continuidad de Luis Planas. Por Eduardo Moyano

La continuidad de Luis Planas. Por Eduardo Moyano

El ministro Planas inicia su tercera etapa al frente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), en el que lleva ya cinco años y medio. Ante una legislatura que se prevé complicada por la precaria mayoría parlamentaria del Gobierno de coalición PSOE-Sumar, el presidente Sánchez ha optado por la continuidad en la cartera de Agricultura, al igual que en otros Ministerios de los llamados “de Estado” (Defensa, Interior, Economía, Asuntos Exteriores, Hacienda).

Por Eduardo Moyano Estrada. Doctor Ingeniero Agrónomo.

Tal vez sea por el carácter esencial de la alimentación y sus implicaciones sociales, que el presidente Sánchez ha querido apostar por la experiencia de Luis Planas en un sector tan sensible como el agroalimentario.

Los retos que se le plantean al ministro, y que ha comentado él mismo en su comparecencia en el Senado el pasado lunes 20 de noviembre, son los siguientes: aplicar la PAC; impulsar la vertebración de la cadena alimentaria; avanzar en la transición digital y ecológica (incluyendo la sostenibilidad del regadío agrícola), y abordar la renovación y el relevo generacional.

A todo ello se le une tener que atender las contingencias propias de un sector, como el agroalimentario, tan vulnerable a las inclemencias climáticas y a la volatilidad de los mercados globales, manifestadas en el aumento de los costes de producción y en la consiguiente subida de la inflación alimentaria.

La PAC: aplicación, revisión intermedia y futura reforma

Uno de los principales retos de Planas en la anterior legislatura fue sacar adelante la reforma de la PAC post-2021, logrando la aprobación del Plan Estratégico Nacional, que está aplicándose desde enero de este año.

La distribución de las ayudas directas (incluyendo la convergencia, el «capping» y el pago redistributivo),así como las de modernización y Desarrollo Rural, seguirá siendo tarea primordial del MAPA en esta nueva legislatura.

También lo será la implementación de los ecorregímenes, cuyo objetivo es avanzar en la introducción de prácticas agrícolas y ganaderas más sostenibles desde el punto de vista medioambiental, incentivando a los agricultores que las incorporen en sus explotaciones.

Al ser éste un programa innovador de carácter anual y voluntario, los ecorregímenes deberán supervisarse cada año para lograr que el mayor número de agricultores participe en dicho programa (según datos del MAPA, en el primer año de aplicación de los ecorregímenes, tres de cada cuatro agricultores ya están participando en alguno de ellos).

Como suele ocurrir en todas las reformas de la PAC, es habitual que, a mitad del periodo de programación, la Comisión Europea plantee una revisión intermedia, con posibilidad de hacer algunos ajustes. Eso significa que en 2025 se procederá a revisar la actual PAC, por lo que el equipo de Planas en el MAPA tendrá que prepararse para participar en dicha revisión, siendo ésta otra de sus tareas en esta legislatura.

Además, y dado que en la UE los debates sobre cada nueva reforma de la PAC suelen iniciarse con varios años de antelación, el MAPA tendrá que ir preparándose para las negociaciones de la PAC post-2027, que comenzarán cuando se cierre la mencionada revisión intermedia de la actual. Por tanto, el capítulo PAC seguirá ocupando una parte importante de la actividad de Planas y su equipo.

La vertebración de la cadena alimentaria

La Ley 16/2021 de la Cadena Alimentaria, aprobada en la legislatura anterior, significa un factor importante en esa necesaria vertebración, y el MAPA deberá desplegar todo el potencial de desarrollo que encierra dicha ley, incorporando mayor transparencia en su funcionamiento.

Pero hay que tener en cuenta que la citada Ley es sólo un instrumento al servicio de los agentes económicos que forman la cadena alimentaria, y no la varita mágica que resuelve los problemas del sector.

Son los productores, las industrias y las empresas de la distribución los que deben hacer suyo el nuevo marco normativo para mejorar el funcionamiento de nuestro sistema de producción de alimentos. Y para ello deberá avanzarse en materia de trazabilidad, así como en la formalización de los contratos agrarios para que los agricultores y ganaderos reciban una adecuada remuneración por su trabajo, y para que las industrias y empresas de distribución puedan asegurarse en plazo y forma la entrega del producto por parte de aquéllos. Sólo así podrán garantizarse los niveles de calidad y seguridad que demandan los consumidores, al tiempo que satisfacer esas demandas con precios asequibles.

Siendo importante el marco que ofrece la mencionada Ley de la cadena alimentaria, es necesario lograr una mejor vertebración del sector productor, hoy muy atomizado. Por ello, otro de los retos del MAPA en esta legislatura deberá ser continuar apoyando el desarrollo de eficientes modelos asociativos, y ello en colaboración con la Confederación de Cooperativas, las OPAs y las asociaciones sectoriales, además de seguir impulsando las interprofesiones.

La transición ecológica y digital

 La mitigación y adaptación al cambio climático es un reto de gran envergadura, sobre el que hay que actuar en varios niveles. De un lado, paliando los daños provocados por los nuevos riesgos climáticos, lo que explica la apuesta del ministro Planas por seguir avanzando en el desarrollo y mejora del sistema de seguros agrarios.

De otro lado, abordando el tema de las emisiones de gases de efecto invernadero, no sólo en lo que se refiere a su reducción en algunos subsectores (como el ganadero), sino también respecto al papel que determinados cultivos desempeñan como sumideros de carbono.

En este doble sentido serán un elemento clave las medidas a adoptar por los poderes públicos en materia de control de residuos para mitigar las emisiones, así como las que permitan regular de forma clara todo lo relativo a los posibles pagos por la captura de CO2.

En este tema de la transición ecológica, el reto del MAPA para la nueva legislatura ha de ser avanzar en los objetivos incluidos en el Pacto Verde Europeo en materia de tratamientos fitosanitarios, biodiversidad y fertilización, pero haciéndolo con criterios de racionalidad y sensatez para que sea una transición gradual y justa.

En este sentido, el MAPA, junto a otros departamentos ministeriales, habrá de hacer una importante labor de pedagogía para que los agricultores, afectados ya por los efectos del cambio climático, vean estas medidas no como amenaza, sino como una oportunidad.

En todo ello, es importante el papel que han de jugar los centros de investigación científica para la obtención de variedades mejor adaptadas al contexto climático y de menor exigencia en materia de consumo de fertilizantes y plaguicidas, aprovechando las tecnologías CRISPR.

Pero igual de importante es la aplicación de las tecnologías digitales a los procesos productivos a través de la agricultura de precisión, así como el uso de esas tecnologías para un mejor y más eficiente aprovechamiento de los insumos y en especial de los recursos hídricos.

De ahí la importancia de impulsar desde el poder público el desarrollo de proyectos innovadores en esos ámbitos (en especial en el regadío), siendo ésa otra de las tareas que tendrá por delante el MAPA en la nueva legislatura.

Otro reto del MAPA será avanzar en el desarrollo de las infraestructuras digitales necesarias para que sea posible el acceso de los agricultores y las industrias a las nuevas tecnologías, ya que sin ello no se podrá avanzar en el objetivo de hacer que nuestro sector agroalimentario sea más sostenible y resiliente ante los desafíos del cambio climático.

De ahí la importancia de disponer de esas infraestructuras para avanzar en la digitalización del sector y hacer efectiva la extensión del Cuaderno Digital de Explotación (CUE) a todos los agricultores,un objetivo éste que requiere, además, un buen sistema de asesoramiento técnico a través de las OPAs y cooperativas.

Asociado a todo ello y en el marco de la Agenda 2030, el tema del desperdicio alimentario es otro asunto no menor, no sólo por razones éticas, sino también económicas. El MAPA estará interesado, sin duda, en reactivar el proyecto de ley sobre esta materia, que, como se sabe, quedó pendiente de su aprobación en el Senado durante la anterior legislatura.

Renovación y relevo generacional

 Tal como ha manifestado en diversas ocasiones el ministro Planas, el tema de la renovación generacional es la clave de bóveda de todos los retos anteriores, dado el alto nivel de envejecimiento de nuestra población agrícola. Sin jóvenes no hay posibilidad de afrontar los grandes desafíos del sector agroalimentario, ni la transición digital, ni la ecológica, ni la científico-tecnológica. Y eso pasa no sólo por seguir con los incentivos económicos en forma de ayudas a la instalación de jóvenes en el marco de la PAC, sino también por abordar este tema con una visión más integral, dado que esos incentivos han mostrado ser insuficientes para ello.

En su intervención en el Senado, el ministro Planas se manifestó muy consciente de la necesidad de la renovación generacional. Sin embargo, a ello habría que añadir su complejidad, por lo que debería ser objeto de un plan estratégico de medio y largo plazo, en cooperación con otros Departamentos Ministeriales (Hacienda, Educación, Vivienda, Cultura, Fomento…) Quizá sea insuficiente una legislatura para ese reto, pero sería conveniente que, al menos, se plantee la necesidad de afrontarlo como política de Estado.

Conclusiones

La nueva legislatura se abre con importantes retos, y el ministro Planas ha de afrontarlos con la experiencia ya acumulada de más de cinco años al frente del MAPA, además de la amplia red de relaciones que ha desarrollado en el tiempo que ha estado en las instituciones comunitarias de la UE.

Todos esos retos se resumen en la transición ecológica y digital y en la renovación generacional, como medios para lograr un sector agroalimentario más sostenible, tanto en lo relativo al medio ambiente y los recursos naturales, como a la rentabilidad económica de la actividad agraria.

Esos retos no pueden descansar sólo en el MAPA, cuya misión en una economía de mercado es la de orientar, impulsar y apoyar las iniciativas del propio sector, destinando a ello los recursos económicos disponibles, tanto los procedentes de la PAC, como los aportados por la propia Administración.

El objetivo de la transición ecológica y digital tiene que lograrse de modo que sea inclusiva, sin excluir de ese proceso a los pequeñas y medianas explotaciones, que son la gran mayoría de nuestro tejido agrícola (de ahí la importancia de la prometida Ley de la Agricultura Familiar). Pero deben ser también retos de las Comunidades Autónomas, que tienen importantes competencias en materia de agricultura y Desarrollo Rural.

El hecho de que al frente de un gran número de gobiernos autonómicos estén partidos distintos al de la coalición PSOE-Sumar no debería ser obstáculo para la cooperación con el Gobierno de la nación, ya que de ello depende sacar adelante los grandes desafíos del sector agroalimentario.

Tales desafíos también lo son del propio sector, que debe ser el primer interesado en lograr que siga siendo esencial en el abastecimiento de la población y siga teniendo la fortaleza que le caracteriza a nivel internacional.

De su profesionalidad, ya demostrada, y de la cooperación entre los distintos agentes que componen la cadena alimentaria, así como de su interlocución con los poderes públicos (en especial con el MAPA), dependerá que seamos capaces como país de afrontar los grandes retos (presentes y futuros) de nuestro sistema de producción de alimentos.

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