La agricultura es parte de la solución al problema del cambio climático

Coincidiendo con el inicio de las negociaciones del nuevo acuerdo climático internacional en París, el presidente del Comité de Organizaciones Profesionales Agrarias (COPA) de la UE, Martin Merrild, destacó cómo la agricultura y la silvicultura contribuyen ya a la lucha contra el cambio climático y pide un acuerdo contundente y jurídicamente vinculante para todas las principales economías

La agricultura es parte de la solución al problema del cambio climático

Coincidiendo con el inicio en París de las negociaciones del nuevo acuerdo climático internacional, el presidente del Copa, Martin Merrild, subrayó  la gran contribución de la agricultura y la silvicultura a la lucha contra el cambio climático, y ha pedido un acuerdo contundente y jurídicamente vinculante, que abarque a todas las principales economías del globo.

En su intervención durante un acto organizado con las organizaciones agrícolas francesas (FNSEA, APCA, CNMCCA) y la Organización Mundial de Agricultores (OMA), Merrild declaró su acogida al buen debate y all firme compromiso del primer ministro francés, Manuel Valls, de apoyar a los agricultores y las cooperativas, y a nuestra lucha contra el cambio climático.

Asimismo, agradeció, a las organizaciones francesas por haber organizado este evento. Ahora, «debemos convencer a los consumidores del buen trabajo que realizan los agricultores no sólo para ayudar a alimentar a la población mundial de una manera sostenible sino también para luchar contra el cambio climático.»

«Ya contribuimos al combate al cambio climático. Pero no tiene sentido resolver el problema del clima reduciendo la producción en Europa para aumentarla en otro lugar. La UE ya se ha comprometido seriamente con su ambicioso objetivo de reducir las emisiones en un 40% por comparación a 1990, y nuestros socios mundiales deben contraer compromisos similares.

«Igualmente, esto debe hacerse de una manera equilibrada, que permita garantizar un abastecimiento de alimentos seguros para alimentar a una población mundial que se prevé aumentará en un 60% de aquí a 2050,» añadió Merrrild.

La comunidad agrícola europea es parte de la solución al problema del cambio climático. Soluciones innovadoras, que logran reducir la huella climática y al mismo tiempo aumentar la producción de alimentos, piensos y productos biológicos, pueden servir de modelo e inspiración a los agricultores y sus cooperativas en todas partes del mundo”, subrayó el nuevo presidente del COPA.

Martin Merril indictó también que «tal vez, las mejores soluciones europeas se encuentren en ámbitos tales como la producción de cultivos, los piensos animales, las técnicas de cría y el uso de co-productos, como la paja y los lodos. Cualquier acuerdo medioambiental eficaz en París debe centrarse en la investigación y en la mitigación y adaptación al cambio climático”.

También es necesario mejorar la gestión del agua, incluido el suministro del agua, el riego y el drenaje. Debemos comprender mejor y optimizar las sinergias entre la producción ganadera y la gestión de pastos. Esto tendría un gran impacto sobre el secuestro de carbono y la producción eficiente de ganado”, indicó el presidente del COPA

“El cambio climático supone un reto para la agricultura y la seguridad alimentaria mundial. Cada incremento de la temperatura en un grado generará una disminución de nuestra producción de soja y maíz del 17 %.

También está claro que en Europa debemos producir más con menos para alimentar a la población mundial y evitar la grave inestabilidad social y política que tantas veces hemos experimentado a lo largo de nuestra historia.

Asimismo, añadió Merrild,   creo que la agricultura y la silvicultura pueden marcar una gran diferencia, por ejemplo, en términos de secuestro de carbono en el suelo y fuentes de energía renovables, y se ha de reconocer esta contribución”.

«Finalmente, los agricultores de la UE y sus cooperativas ya han colaborado significativamente para hacer frente a los retos del cambio climático. Francamente, lo último que necesitamos es que los agricultores se encuentren atrapados entre las consecuencias del cambio climático sobre su producción y los efectos negativos de las nuevas políticas impuestas.

Desde 1990, concluyó,  «las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la agricultura se han reducido un 23 %, mientras que el impacto de sectores como el del transporte ha aumentado. Conviene tener en cuenta esto”.

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