Hogan descarta adoptar medidas contra la “estrategia de precios a la baja” en el mercado UE del azúcar

En respuesta a varios eurodiputados, el comisario de Agricultura y Desarrollo Rural de la UE, Phil Hogan, descartó adoptar medidas e intervenir en el mercado comunitario del azúcar, que se está viendo muy afectado por la fuerte caída de los precios y por un aumento de la oferta, tras el fin de las cuotas nacionales de producción azucarera en otoño de 2017.

Hogan descarta adoptar medidas contra la “estrategia de precios a la baja” en el mercado UE del azúcar

Hogan señala que, tras la supresión de las cuotas de azúcar, se esperaba una caída, al menos en parte, de los precios. No obstante, ésta es más profunda que lo que podría preverse en un principio.

De acuerdo a los datos que el propio comisario de Agricultura  proporcionó a los ministros en la pasada reunión del Consejo, la producción de azúcar en la UE se estima en unos 21 millones de toneladas en la presente campaña 2017/18, lo que supone un 25% y 4,2 millones más que en la campaña precedente (16,8 Mt), previa a la desaparición de los cupos o derechos de producción, con lo que la UE no solo tiene su autoabastecimiento de azúcar cubierto (sin contar las importaciones de los acuerdos con países terceros, que podrían reducirse en un 50%), sino que también se encuentra en una posición exportadora neta, con unas ventas al exterior que podrían ser superior a los 3 millones.

La oferta a nivel mundial es también más elevada, registrándose excedentes,  después de dos campañas deficitarias, debido a la mayor contribución de La India, Tailandia y la propia UE, por lo que para Hogan “no es tan sorprendente que los precios mundiales y europeos del azúcar hayan bajado desde el comienzo de la campaña actual.”

Los eurodiputados Paolo de Castro (S&D), Clara Aguilera (S&D), Elisabeth Gardini (PPE), Esther Herranz (PPE),  Ivan Jakovcic (ALDE), Marijana Petir (PPE) y Damiano Zoffoli (S&D) plantearon al comisario si tenía previsto intervenir para evitar prácticas desleales y comportamientos anticompetitivos, teniendo en cuenta la gran disparidad de precios y de concentración de la producción a escala europea;  si iba a adoptar medidas extraordinarias para momentos de crisis, teniendo en cuenta los cambios introducidos en el artículo 222 del Reglamento Omnibus, y si existía la posibilidad de revisar los actuales precios de referencia del azúcar para proteger al sector de la remolacha azucarera de todos los países de la Unión.

Para este colectivo europarlamentario, la liberalización del  mercado  del azúcar está generando una situación de competencia desleal cada vez más agresiva, con precios extremadamente volátiles que, a menudo, no superan el umbral de sostenibilidad económica (del cultivo de remolacha y producción azucarera).

Y añadían que países, como Italia, España y Croacia se habían convertido en destinatarios principales de los excedentes de azúcar, procedentes de los grandes países productores de la Unión, vendidos a precios significativamente inferiores a los aplicados en el país de origen, pese a los considerables costes de transporte necesarios.

Concluía, además, señalando que “esta estrategia de precios a la baja está destinada a ocasionar graves repercusiones a las empresas azucararas,  además de disminuir el nivel de remuneración de la remolacha, que representa más del 50% del coste de producción del azúcar.”  Para los eurodiputados, “mantener la producción de remolacha azucarera en toda la Unión, incluidos los países mediterráneos reviste una importancia estratégica para dos fines: por un lado, conservar el reconocido valor social y ambiental de la producción y, por otro, garantizar un abastecimiento adecuado a las empresas agroalimentarias.”

Estructura de costes

En su respuesta, Hogan  señala que los productores azucareros de la UE han  tenido tiempo suficiente para analizar si su estructura de costes les permitía continuar con la producción azucarera, a tenor de las nuevas condiciones o, si por el contrario, resultaba más ventajoso dejar la producción con la ayuda del programa de reestructuración (en referencia a la reforma de 2006, en la que el sector azucarera de la UE sufrió una profunda reestructuración para mejorar su competitividad y su orientación al mercado,  lo que supuso reducir en unos 6 Mt la capacidad de producción y cerrar 81 fábricas de azúcar).

Según el comisario de Agricultura, “desde la perspectiva del Derecho de la Competencia,  los operadores que suministran azúcar en Europa tienen libertad para fijar sus precios e intentar conseguir nuevos clientes y cuotas de mercado, siempre que no se trate de acuerdos en materia de precios contrarios a la competencia con competidores (lo cual vulnera el artículo 101 del Tratado de  Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) y que ninguna empresa, con una posición dominante en un mercado abuse de dicha posición (por ejemplo, al practicar precios predatorios con el objetivo de excluir a los competidores, vulnerando el artículo 102 del TFUE).

Al respecto, Hogan señaló que “las medidas disponibles para la Comisión siguen consistiendo en ayudas para el almacenamiento privado,  al igual que en medidas excepcionales que se pueden adoptar en caso de que se produjera una perturbación o un desequilibrio del mercado.”. Y, en todo caso, concluyó, “la Comisión no prevé actualmente proponer la revisión del umbral de referencia para el azúcar.”

En abril, el precio medio en la UE del azúcar bruto fue de 362 €/t, bastante por debajo de los 404 €/t del nivel de referencia. A principios del mes de junio, los precios “spot” (azúcar que se vende libremente al mejor postor) estaba entre320 y 330 €/t en los principales países productores, más Italia, y a 360 €/t en España.

En el mercado mundial, en abril los precios del azúcar bruto registraron su nivel más bajo en nueve años, situándose en 256 €/t, recuperándose posteriormente, pero sin sobrasar el techo de los 300 €/t.

Hogan dijo a los  ministros de Agricultura que “intervenir en el mercado azucarero en un momento de transición,  como el actual, de un régimen de cuotas a otro sin él, sería enviar una mala señal, debilitando seriamente el objetivo de autorregulación de la oferta, que debe hacer el propio sector agroindustrial, y contribuyendo a retrasar los ajustes necesarios en un mercado que se rige solo por la oferta y la demanda.”

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