El sector agroalimentario español generó 62.000 M€ de valor añadido a la economía española en 2017

El sector agroalimentario creció en 2017 por tercer año consecutivo y lo hizo incluso con más intensidad que el total de la economía, con una facturación superior a los 150.000 millones de euros y una aportación de su Valor Añadido Bruto (VAB) de 62.000 millones, con un aumento del 3,5% sobre el año anterior.

Este sector aportó el 5,8 % del valor añadido bruto (VAB) de la economía española, porcentaje muy superior a la de la UE-28 (3,6 %). De hecho, España es la cuarta economía comunitaria que más valor aporta al sector agroalimentario europeo, con un 11,4 % del total, solo por detrás de Francia, Alemania e Italia. Lo que muestra del alto grado de especialización de nuestra economía en dicho sector, según Maudos.

El presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, acompañado por Fernando Miranda, secretario general de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; por Joaquín Maudos, catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y director adjunto del Ivie, y por Roberto García Torrente, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, presentaron este 4 de julio el primer número del informe “Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo 2017” en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El informe se apoya en un observatorio que analiza el comportamiento del sector agroalimentario español en comparación con el de los países de la Unión Europea, cuantificando de forma conjunta las distintas ramas productivas que definen el sector, tanto las del sector primario como de la industria agroalimentaria.

El estudio incluye un amplio número de indicadores, que permiten analizar diferentes aspectos económicos de este segmento productivo como su dimensión en términos de valor añadido y empleo, su ritmo de crecimiento, su productividad y competitividad, su importancia en el sector exterior de la economía, y su esfuerzo inversor en I+D. A su vez, aborda los principales retos y oportunidades del sector, entre los que destacan la sostenibilidad, la innovación y las tendencias de consumo, entre otros.

En materia de empleo, el sector agroalimentario español ocupaba en 2017  a aproximadamente 1,25 millones de trabajadores, lo que supone un porcentaje del total ligeramente inferior a la media de la UE-28 (6,3 % frente al 6,6 %).

Sin embargo, el empleo del sector creció un 3,7 % en España, mientras que en la UE-28 continuó destruyéndose, con una caída del 2,5 %. Además, dentro de la UE-28, somos el sexto país con mayor empleo en el sector agroalimentario, contribuyendo con el 7,8% del total de los trabajadores del sector.

Productividad y competitividad

Por otra parte, la productividad real por ocupado de este sector en España ascendió a 46.291 euros en 2017, un 17,7 % por debajo que en el total de la economía, lastrada por la menor productividad del sector primario.

En cambio, la industria de la alimentación, bebidas y tabaco presentó una productividad más alta, con 59.090 euros por empleo, situándose un 27,6 % por encima del sector agroalimentario y siendo también un 5 % superior a la economía en su conjunto.

Desde principios de siglo, los niveles de productividad real por ocupado del sector agroalimentario español, así como de los subsectores que lo forman, se sitúan por encima de los de la UE-28. Y cabe destacar que en 2016 la productividad del sector agroalimentario en España era un 52,1 % superior a la de la UE-28.

En lo que respecta a los costes laborales unitarios (CLU), el sector agroalimentario español encadena dos años consecutivos de caídas, debido a la reducción de los costes laborales medios, pero sobre todo a las ganancias de productividad, traduciéndose por ello en una mayor ganancia de competitividad del sector.

Cesta de la compra

El informe también refleja que los alimentos y bebidas tienen mayor importancia en la cesta de la compra española que en la europea, ya que representan el 19,6 % frente al 17,5 % de la UE-28. En ambos casos, los alimentos suponen más del 80 % de los alimentos y bebidas.

A finales de 2017 España era el séptimo país con la inflación más baja de la UE-28 en el grupo de Alimentos y bebidas no alcohólicas, con una tasa del 1,7 %, unos 0,9 puntos porcentuales por debajo de la media europea (2,6 %).

De hecho, los alimentos y bebidas no alcohólicas son un 5 % más baratos en España que en la UE-28. Y nuestro país se sitúa entre los 14 países de la UE-28 en los que adquirir los alimentos resulta más económico que en la media de la UE-28, en concreto un 4,3 % más baratos.

También es la cuarta economía con las bebidas no alcohólicas más asequibles (11,7 % menor en precio) y la sexta en la que las bebidas alcohólicas cuestan menos (un 15,9 % inferior a la media).

Récord exportador

En 2017, las exportaciones agroalimentarias de España alcanzaron un récord de 49.065 millones de euros, con un crecimiento del 6,6 %. Este aumento supera porcentualmente al de la UE-28 (+5,9 %) y a países como Alemania (+5 %) y Países Bajos (+5,8 %), que son los líderes en la exportación sectorial de la Unión.

Asimismo, la importancia de las exportaciones agroalimentarias en el total de bienes exportados en España alcanzó el 17,3 %, el porcentaje exportador más alto de los principales exportadores agroalimentarios de la UE-28. De esta manera, nuestro país es la cuarta economía exportadora del sector agroalimentario de la Unión, con una cuota de mercado del 9,3 % del total de 526.606 M€ exportados por la UE-28.

Además el sector agroalimentario español destina el 73,2 % de sus exportaciones a la UE-28. Más de la mitad son adquiridas por Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. Los dos principales mercados extracomunitarios son el norteamericano (3,9 %) y el asiático (4,2 %).

En las importaciones agroalimentarias ocupa la sexta posición con el 7 % de los 522.111 millones de euros importados por la UE-28.

I+D, asignatura pendiente

La inversión en I+D realizada por el sector agroalimentario español fue de 241 M€ en 2015 (último dato disponible), lo que supone el 3,5 % del total de la economía. Llama especialmente la atención, según señaló Maudos, que a diferencia de la UE-28,  cuya inversión en I+D crece de manera acumulada un 36 % entre 2006 y 2015, en España ha caído un 16,6 % en ese periodo.

Además, el esfuerzo innovador (I+D/VAB) del sector agroalimentario en España registró en 2015 su valor más bajo de los últimos diez años, anotando el 0,4 %, un 30 % por debajo del realizado por la UE-28 (0,6 %).

En el ranking europeo de esfuerzo innovador nuestro país se sitúa en la parte baja de la UE-28, con un valor cinco veces inferior al de los Países Bajos, país con el mayor esfuerzo inversor del sector agroalimentario (2,1 %) de la UE-28.

 Por su parte, el presidente de Cajamar Caja Rural, Eduardo Baamonde, aseguró que el análisis presentado muestra que “el sector agroalimentario español es sin duda uno de los puntales que soportan nuestra economía, y su futuro dependerá de que, partiendo de lo ya conseguido, seamos capaces de profundizar en la transformación de nuestra producción primaria y, sobre todo, de ser más eficientes en el ámbito de la comercialización”.

Y apuntó que, para seguir siendo competitivos, “nuestra oferta agroalimentaria debe abordar cuatro prioridades o retos fundamentales: profesionalización de la gestión y de la comercialización; ganar dimensión empresarial; apostar por la internacionalización, y aumentar la inversión en I+D+i”.

En este sentido, reiteró la importancia de implementar la innovación y el conocimiento en el sector agroalimentario en los próximos años. Este asunto “se ha convertido en un punto crítico, pues solo así el sector podrá ofrecer valor añadido y atender a las demandas cada vez más exigentes de los consumidores”, añadió Baamonde.

El presidente de Cajamar señaló que, “además de trabajar en la cantidad y el precio, el sector debe fomentar la calidad, saber conjugar alimentación y salud, y ser sostenible. Y para ello hay que invertir con convicción en conocimiento”.

Baamonde explicó también que “en Cajamar Caja Rural venimos participando muy activamente en este proceso de apoyo a la modernización y mejora de la competitividad del sector, no solo financiando los nuevos proyectos empresariales que sustentan la capitalización de las estructuras productivas y de comercialización, sino también, y ante todo, promoviendo e impulsando la innovación y la transferencia del conocimiento”.

Ejemplo de ello es que, desde hace más de 40 años, Cajamar contribuye al desarrollo tecnológico y la innovación agroalimentaria a través de sus centros experimentales y de formación y de sus numerosas colaboraciones con universidades, centros públicos de investigación y empresas.

Por último, el presidente de Cajamar hizo referencia a que la entidad quiere desempeñar un papel cada vez más activo, “como hacemos con la publicación de este informe económico que compara y muy bien nuestro sector agroalimentario respecto al europeo y que puede proporcionar ideas a nuestros agricultores y empresarios de por dónde han de fortalecer sus inversiones y proyectos”.

 Conocimiento y tecnología

 Por su parte, Roberto García Torrente, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, quiso subrayar que en los últimos años el sector agrario español ha sido muy dinámico en la incorporación de innovaciones tecnológicas. “Así lo demuestra el hecho de que seamos el país de la UE que más valor genera en la fase primaria, y que hayamos sido capaces de liderar el crecimiento de determinadas producciones en Europa como el aceite de oliva, el vino, las frutas y hortalizas, los cítricos, el porcino y las aves”, señaló.

Todo ello ha sido posible, incidió, gracias a un notable esfuerzo inversor en la modernización de las explotaciones, que han visto cómo aumentaba su productividad gracias a la incorporación de nuevas tecnologías.

“No obstante, puntualizó García Torrente, la mayoría de estos avances no se han desarrollado en España, sino que han sido importados. Un fenómeno que actualmente supone una pérdida significativa de generación de actividad de alto valor, pero también una oportunidad a potenciar en el futuro. Para ello, además de en infraestructuras y procesos de producción, hay que intensificar el esfuerzo inversor en innovación hasta alcanzar los niveles de nuestros vecinos europeos a la vanguardia del sector, como los Países Bajos”.

Finalmente, el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar indicó que, en las próximas ediciones, los responsables de este Observatorio tienen previsto ampliar su ámbito de análisis al de los diferentes subsectores del sistema agroalimentario español, “lo que nos facilitará una imagen más detallada de las múltiples realidades de nuestro tejido productivo”.

El primer volumen de Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo  está disponible en formato abierto y gratuito en la web de publicaciones de Cajamar

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