Bruselas recuerda que no participa en el sistema de etiquetado frontal nutricional Nutri-score

En una respuesta europarlamentaria escrita al eurodiputado español, Hermann Tertsch (VOX/ECR) sobre Dieta Mediterránea y sistema de etiquetado nutricional Nutri-score, la comisaria europea de Salud y Política de los Consumidores de la UE, Stella Kyriakides, señaló que la CE no participa en Nutri-score, el sistema nacional voluntario de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases de alimentos y bebidas.

Recuerda, eso sí, que mejorar la información de los consumidores y fomentar una alimentación sana son objetivos importantes de la Estrategia “De la granja a la mesa” y, en este sentido, señala que “la Comisión ha anunciado su intención de preparar para finales de 2022 una propuesta de etiquetado nutricional obligatorio armonizado en la parte frontal de los envases a escala de la Unión Europea.”

Kyriakides señala también que “la Estrategia no recomienda ningún tipo específico de sistema de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases y, de momento, no se ha tomado ninguna decisión al respecto.”

En este sentido, añade, “la Comisión basará su elección en los resultados de una evaluación de impacto, en la consulta a los Estados miembros y a las partes interesadas y en el asesoramiento científico.” En este último aspecto, ha solicitado ya a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA/EFSA) y ha pedido al Centro Común de Investigación (CCI) que actualicen la biografía existente, teniendo en cuenta las últimas publicaciones en revistas científicas.

La CE indica que Nutri-score es un sistema nacional voluntario de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases y que en febrero de 2021, varios Estados miembros, que participan en el mismo, anunciaron la creación de un mecanismo de coordinación transnacional para su aplicación, en el que la Comisión no participa.

También especifica que los proyectos notificados a la CE hacen referencia al método de cálculo de la puntuación nutricional, basado en su composición nutricional. El algoritmo general tiene en cuenta tanto elementos  negativos (azúcares, grasas saturadas, sal y calorías), como positivos (proteínas, fibras y contenido en frutas, hortalizas, legumbres, frutos secos y aceites de colza, nueces y oliva), utilizándose criterios específicos para ciertos grupos de alimentos (como el queso, la grasa añadida y las bebidas).

Precisamente, “la Comisión ha anunciado en su evaluación inicial de impacto que se estudiará la posibilidad de aplicar condiciones específicas a determinadas categorías de alimentos.”

Y, en este sentido, “hasta que el Parlamento Europeo y el Consejo adopten una revisión del Reglamento (UE) nº 1169/2011 (sobre la información alimentaria facilitada al consumidor), los Estados miembros podrán recomendar, para su utilización por parte de las empresas alimentarias, sistemas de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases, siempre que cumplan las disposiciones legales de los Reglamentos (UE) nº 1169/2011 y nº 1924/2006 (relativo a las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables de los alimentos).

Nutri-score a la carta

En el argumentario de su pregunta a la CE, el eurodiputado español, Hermann Tertsch (VOX/ECR) señala que algunos países, como Francia, ya cuentan con un etiquetado nutricional y otros, como España, comenzarán a implementarlo próximamente y “optará por no incluir el aceite de oliva en el Nutri-score, al no apreciar que este etiquetado sea capaz de reflejar fielmente las cualidades de este producto”. Por otro lado, añade Tertsch, “Francia ya concede un tratamiento “ad hoc” a sus quesos.”

Al respecto, el eurodiputado cuestiona a la CE si está de acuerdo con el hecho de que cada país adopte su Nutri-score a las especificidades propias de su dieta y si (en ese caso) la Comisión avala el tratamiento diferenciado para el jamón ibérico, otros productos cárnicos, la nutrición deportiva, etc.

El eurodiputado español pregunta también a la CE que, ante la falta de consenso y datos sobre cómo aplicar Nutri-score a los productos de la Dieta Mediterránea, si está dispuesta a realizar un estudio de impacto específico sobre el impacto del Nutri-score en productos  (amparados) por una DOP/IGP, el vino, el jamón o el queso.

Por último, Hermann Tersch cuestiona sobre si cree que los Estados que no aplican el Nutri-score deberían esperar a la presentación de la propuesta (de un sistema obligatorio armonizado) que realice la Comisión, (puesto que) “se siguen sucediendo las iniciativas nacionales de etiquetado, sin un patrón común, que generan gran confusión en el consumidor.”

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