La salida de madre del Ebro anega miles de hectáreas de cultivo e inunda granjas e infraestructuras

 Una nueva crecida del Ebro volvió a dejar sumergidas bajo el agua miles de hectáreas de cultivos, a ahogar animales y a provocar años en infraestructuras públicas y privadas a lo largo de toda la ribera, que son aún difíciles de cuantificar. Los afectados ya no piden ayudas, sino soluciones.

La salida de madre del Ebro anega miles de hectáreas de cultivo e inunda granjas e infraestructuras

Agricultores y ganaderos culpan de esta situación, que se reproduce con cada avenida del Ebro, a los depósitos de áridos que se van acumulando en el cauce y que hacen que los daños de cada crecida, con menor volumen de agua, sean peores que la anterior.

Las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA, que lamentaron el fallecimiento de un pastor en la provincia de Zaragoza, tras la crecida del río Grío, demandaron medidas urgentes a escala nacional para limpiar los cauces y evitar o aminorar los daños por las inundaciones.

Los representantes del sector agrario afirmaron que las crecidas ponen de manifiesto la necesidad de planes nacionales, de una mayor limpieza en los cauces y de una mejora en las infraestructuras hídricas.

Así, la organización UAGA-COAG reclamó que las inundaciones por la crecida del Ebro sean consideradas un «desastre natural» que se reproduce año tras año y que exige la adopción de medidas urgentes.

La crecida, según COAG, anegó miles de hectáreas de cultivos, provocó desalojos de viviendas y granjas, cortes de tráfico o derrumbamientos, y se prevé que suponga gastos «cuantiosos» en la reparación de la estructura de las parcelas (nivelaciones), apuntando que en esta zona, podría haber pérdidas «irreversibles» en las cosechas de cereal de invierno, alfalfa y hortalizas.

Según UAGA-COAG, «no se puede entender que las producciones agrarias se vean anegadas cada año y que desde las Administraciones no se dé respuesta a su exigencia de limpieza del cauce, por lo que solicitan «medidas de prevención» contra las avenidas y la mejora de los seguros agrarios.

Un ejemplo está en la Denominación de Origen “Cebolla de Fuentes”, dond el río se ha vuelto a llevar parte de la cosecha, todavía pendiente de evaluar, según aseguró a la agencia EFE su presidente, Daniel Molina, aunque podrá salvar más producción que en 2015, al haber sembrado más superficie.

Molina lamentó que, pese a que los agricultores llevan años diciendo cuál es el problema, «no hay actuaciones hasta que ocurre el desastre».

«Prefiero no tener subvenciones pero que se actúe en el río«, confesó el presidente de la D.O Cebolla de Fuentes, quien por sus viajes para comercializar el producto por Europa sabe que «en Holanda no pasa esto» y que «en Alemania se convive con el río».

Desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), su secretario general, José Manuel Roche, incidió también en la «desesperación» de los afectados y advirtió que si no se adoptan soluciones entre políticos, ecologistas y administración y se limpia el río, «se está poniendo en riesgo el único modo de vida de cientos de explotaciones de la ribera».

UPA ya ha solicitado a Agroseguro que realice una rápida peritación para «inyectar liquidez» a los agricultores y ganaderos, «cansados de que cada dos o tres años se repita lo mismo».

Según Roche, «tras las riadas se arreglan las motas, los riegos y se vuelve a encauzar el río por su sitio, pero sigue lleno de grava, isletas y matorrales». Roche culpa a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) de no informar «en tiempo y forma» y de facilitar medidas de caudales que «no son reales para poder tomas decisiones».

Roche calcula que los daños serán similares a los de la riada de 2015, de entre 150 y 200 millones de euros, en los mismos cultivos (cereales de invierno, hortalizas y alfalfa) y en las mismas granjas como la de cerdos de Villafranca, que ha perdido más de 1.000 animales. Daños a los que se suman los sufridos por infraestructuras privadas (instalaciones de riegos, motores o bombas) como públicas (motas, caminos y riegos comunales).

Poro su parte, la responsable de ASAJA Zaragoza, Emilia Guillén, también estima que los daños en cultivos, explotaciones e infraestructuras serán similares a los de la avenida de 2015, cuando se anegaron 12.000 hectáreas de tierras, por lo que insistió en la necesidad de que los ecologistas no pongan «tantas trabas» a la limpieza del cauce, ni judicialicen la construcción de embalses.

Respecto a los daños en cultivos, Guillén apuntó que dependerá de la duración de la riada y del tiempo que pasan sumergidos, pero no ha negado que están «preocupadísimos» por las consecuencias.

Navarra

Por su parte, el presidente de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra (UAGN), Félix Bariáin, denunció en su visita a las zonas inundadas de Ribaforada que «cuatro riadas en diez años no se pueden tolerar» y reclamó a las Administraciones que se pongan a buscar soluciones.

Bariáin mostró su «sorpresa e indignación» por las palabras de la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, y de la presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, quienes, a su juicio, transmitieron que la riada ha pasado por la Ribera sin apenas consecuencias.

«Es cierto que no ha afectado a cascos urbanos, pero les invitaría a ver de nuevo este ‘mar de agua’, debajo del cual hay muchísimo dinero, muchos empleos que se van a perder y muchos productos que no se van a poder recoger», señaló.

El presidente del sindicato agrario navarro advirtió, además, de la pérdida de género que estas inundaciones van a suponer para las empresas conserveras de la zona.»No van a tener tanto producto, no van a poder contratar a tanta gente como habitualmente y, en última instancia, el consumidor va a tener que pagar más por el producto que salga al mercado», afirmó.

Bariáin denunció, además, que el problema de las inundaciones en los campos de la Ribera «es repetitivo» y que es «una evidencia» que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) «no ha hecho nada» por solucionarlo.

«Desde UAGN siempre hemos demandado un sistema de zonas inundables contando con la figura de los seguros para solventar el daño que esto hace a los agricultores, pero lo que no podemos tolerar es tener que asistir cada tres años a este ‘mar de la Ribera'», lamentó

Aunque reconoció que «es pronto para hablar de números», Bariáin expresó que los daños han afectado a cerca de 6.000 hectáreas según las primeras estimaciones. «En cuanto a valoraciones económicas, el cálculo es prematuro pero estamos hablando de pérdidas de millones de euros, a lo que hay que añadir el lucro cesante de agricultores y ganaderos», subrayó.

Pastor ahogado

Vecinos de la localidad de Codos (Zaragoza) asistieron el domingo 15 de abril al funeral de un pastor domiciliado en la población que falleció el pasado jueves 12, al ser arrastrado junto a su rebaño por una crecida del río Grío.

Al funeral por el fallecido, cuyo cadáver fue localizado dos días después, asistieron el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno aragonés, Joaquín Olona, y el presidente de la Diputación de Zaragoza, Juan Antonio Sánchez Quero.

En la búsqueda del pastor participaron numerosos efectivos de protección civil y bomberos, así como buceadores de la Guardia Civil y un helicóptero del Cuerpo. El cuerpo fue localizado a unos dos kilómetros aguas arriba de Codos, en un punto próximo al lugar en el que vadeaba el río en el momento de ser arrastrado por la crecida.

Zona de urgente actuación

La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, avanzó el sábado 14 de abril que el Gobierno de España declarará «lo antes posible» como «zona de urgente actuación» las áreas ribereñas más afectadas por la última crecida extraordinaria del Ebro.

Así lo anunció la ministra al término de una reunión en el Centro de Coordinación Operativa (CECOP) que el Gobierno de Aragón organizó el sábado para gestionar esta avenida extraordinaria del Ebro y antes de que visite dos localidades afectadas: Novillas (Zaragoza) y Buñuel (Navarra).

Con la declaración de «zona de urgente actuación» se podrá intervenir «lo antes posible» para devolver la normalidad a las personas afectadas por la crecida extraordinaria del río, que se acerca a los niveles registrados en 2015.No obstante, apuntó que, en primer lugar, hay que esperar a que la actual situación remita y valorar los daños.

García Tejerina destacó que, aunque cada riada es diferente y ésta ha tenido una «magnitud muy importante», se ha aprendido y hoy las distintas administraciones están en mejor disposición de enfrentar la situación gracias a los planes de gestión de riesgo de inundación que aprobó el Ejecutivo central en 2016 para cada uno de los ríos.
A ello se le unen las motas (diques) de protección y de apertura, instaladas tras las inundaciones de 2015 para evitar lo más importante, el desalojo de las personas de sus viviendas, así como los 4 millones invertidos en limpieza de cauces.

Además, la ministra, quien compareció ante los medios junto al presidente de Aragón, Javier Lambán, resaltó que lo que verdaderamente permite gestionar de modo correcto estas riadas son las grandes infraestructuras.

En este sentido, coincidió con Lambán en que, de no existir los pantanos de Itoiz (Navarra) y Yesa (Zaragoza), la situación hubiese sido «ciertamente dramática», ya que el Ebro contaría con un 25% más de caudal del que lleva actualmente.

García Tejerina se unió también al dolor de la familia y amigos del pastor Manuel Lorenzo, fallecido al ser arrastrado por el río Grío en la localidad zaragozana de Codos.

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