Asaja Valle del Ebro alerta de la grave crisis del campo por bajos precios, PAC y enfermedades
Asaja Valle del Ebro muestra su preocupación por la situación que atraviesa el sector en La Rioja, Cataluña, Navarra y Aragón.
En la reunión mantenida esta mañana en Zaragoza, los responsables de la organización agraria han abordado los problemas que acarrea al sector los bajos precios de los cereales, la reducción de la jornada laboral, la PAC 2027, los seguros agrarios o enfermedades como el fuego bacteriano.
Han participado en el encuentro Emilia Guillen, secretaria general de Asaja Zaragoza; Igor Fonseca, secretario general de ARAG-Asaja; Pere Roque, presidente de Asaja Lleida; y Ramón Solanilla, secretario general de Asaja Aragón y Asaja Huesca.
Emilia Guillen destacó que “se necesita cambiar el modelo y adaptarlo a la meteorología actual. Exigimos la recuperación del 10% adicional reducido este año, que supone alrededor de 100 millones de euros. Los seguros son fundamentales para el buen funcionamiento de las explotaciones”.
Los representantes de Asaja advirtieron que el incremento de costes repercutirá en la cesta de la compra, sin garantía de que el agricultor pueda repercutirlo en su precio de venta, poniendo en riesgo su viabilidad económica. Estas exigencias contrastan con los tratados que la UE negocia con Mercosur, donde las condiciones laborales, medioambientales y sanitarias son más laxas.
Ramón Solanilla, de Asaja Aragón, denunció el bajo precio del cereal y las importaciones de cereal ucraniano, que pasaron de 3 millones de toneladas en 2022 a 10 millones en 2024. “El sector primario no tiene que ser el pagano de los problemas geopolíticos de la UE”, afirmó.
Desde 2020 se ha perdido un 47% de presupuesto por parte de las administraciones en el sector primario. De mantenerse el mismo presupuesto de la PAC 2020-27, se vería mermado en un 47% debido a la inflación. Si no se revierte esta política, los europeos dependerán de países terceros para su alimentación diaria.
Asaja concluye que estos problemas suponen la pérdida del relevo generacional, la desaparición del modelo de explotación familiar agraria y de la tan reclamada soberanía alimentaria.