El abonado en almendro y olivar, esencial para el rendimiento del cultivo

Balam Agriculture es una empresa de servicios de transformación integral para una agricultura moderna, rentable y sostenible. Es referente en cuatro cultivos: olivar, almendro, ajo y matalauva. Cuenta con cuarenta técnicos altamente cualificados y asesora 75.000 hectáreas (25.000 de ellas en producción integrada) en España y Portugal. Eduardo Prieto de Castro, uno de los técnicos más antiguos de la empresa, elige los abonos de Yara como base de la fertilización de las fincas a las que asesora.

El abonado en almendro y olivar, esencial para el rendimiento del cultivo

Eduardo Prieto de Cas­tro, ingeniero agrónomo por la Universidad de Córdoba, es uno los cuarenta técnicos que trabaja en Balam Agriculture. Asesora en total 10.000 hectáreas de cultivo en­tre España y Portugal. Visita las fincas con regularidad y ela­­bora los planes de abonado, riego, control de plagas y en­fermedades y otras cuestiones técnicas del cultivo. Lleva en la empresa once años, en su mayoría como técnico de producción integrada. Además, se encarga de proveer a los agricultores asesorados de los productos necesarios para realizar los tratamientos o la fertilización.

En concreto, Eduardo está especializado en los cultivos de olivar y almendro, tanto en se­cano como en regadío. Tie­ne sede en Córdoba y se encarga de las visitas en las fincas de Andalucía, Extre­ma­dura y Por­tu­gal, que van des­de me­dia hec­tárea hasta fincas de incluso 1.000 hectáreas, que suelen estar sobre todo en Por­tugal. Ma­neja los tres marcos de plantación: tradicional, intensivo y su­per­in­ten­sivo.

El almendro es uno de sus cultivos favoritos. En las fincas que asesora las variedades más frecuentes son Lauranne, Belona y Soleta en superintensivo y Lau­ranne, Antoñeta, Soleta, Gua­ra y Penta en intensivo. En esos casos, para obtener producciones altas, las necesidades hídricas son elevadas, mínimo 4.000 m3/ha. Como pa­trones, en su mayoría injertan en superintensivo so­bre Root­pac 20, aunque también tiene algunas plantaciones injertadas sobre GxN-15, mientras que en intensivo injertan sobre GxN-15 y Rootpac R.

Las variedades que más le gustan para el superintensivo son Soleta y Vairo, que con marcos de plantación de 4 x 1,35 m2 consiguen un rendimiento estable de 2.000 kg/ha de pepita desde el cuarto año. No es fácil alcanzar estas producciones y Eduardo insiste en que las plantaciones que lle­gan a dar tantos kilos, tienen suelos fértiles (arcillosos y franco-arcillosos), profundos y suficiente do­tación hídrica.

En cuanto al almendro cultivado en marco intensivo, ac­tual­mente las más adultas tienen seis años de edad, con marcos de plantación de 6 x 4 m2. A Eduardo, en el caso del al­mendro le convence más el marco intensivo que el su­per­in­ten­sivo y, si no fuera por el problema actual de mano de obra, lo tendría claro. El sistema su­per­intensivo ofrece ventajas en la gestión de la poda y la reco­lec­ción, pero en el intensivo la pro­­ducción este año ha llegado en alguna plantación adul­ta hasta los 2.800 kg/ha de pepita.

En cuanto al olivar superintensivo, lo tiene claro, y apuesta por este sistema frente al in­tensivo siempre que la orografía lo permita. Esto es, cuando la pendiente no supere el 15%. También puede funcionar en se­cano, pero con la precaución de plantarlo en zonas con elevada pluviometría anual. En Por­tugal han llegado a una producción récord de 25.000 kg de aceituna por hectárea con la variedad Arbosana y un rendimiento graso de entre el 15 y 17% (aunque lo normal es mantenerse en una producción media de 14.000 kg/ha ha­ciendo las cosas bien). Las va­riedades elegidas normalmente son Arbequina, Ar­bo­sa­na, Sikitita 1 y Sikitita 2 y la re­co­men­dación normalmente se basa en el clima, Ar­bo­nasa más cálido y Sikitita más frío.

Programa de fertilización

Eduardo avisa de que “hacer un buen abonado es empezar bien el año”. Es un error intentar ahorrar en fertilización y con­sidera que la producción final depende en un porcentaje muy alto de la realización de un plan de fertilización adecuado. Se hacen análisis de hoja todos los años y con sus resultados, considerando la producción del año anterior y estimando la del siguiente, confecciona su estrategia.

Es un convencido de que la aportación de abono sólido en la línea de plantación, tanto en secano como regadío, combinado con el uso de abonos líquidos por fertirrigación, es la mejor estrategia para obtener unos resultados óptimos. Y es en el abonado sólido donde lo tiene claro, apostando año tras año por las fórmulas de Yara. Para Eduardo existe una gran ventaja al disponer de fórmulas adaptadas a estos cultivos con abonos de calidad reconocida y una relación calidad/precio bastante óptima. De hecho, aunque puede ofertar otras casas comerciales, siempre apuesta por Yara.

Aproximadamente la mitad de las unidades fertilizantes que aplica a los cultivos son en forma de abono sólido, en el caso del olivo a finales de fe­bre­ro y en el caso del almendro, la mitad a finales de febrero y la otra mitad a finales de septiembre, una vez pasada la recolección. Elige una semana en la que haya previsión de lluvia, esparce el abono con una abonadora capaz de localizarlo en la línea de plantación y, si finalmente no llueve, lo incorpora con una labor ligera en el caso de que el cultivo esté plantado en marco intensivo.

Para el olivar aplica de media entre 350 y 400 kg/ha de YaraMila® ACTYVA™, un fer­tilizante complejo de alto contenido en nitrógeno fabricado en base al método de nitrofosforación (patente de Yara), y que aporta nitrógeno, fósforo y potasio totalmente asimilables (20-7-10), además aporta un pe­queño contenido en magnesio y azufre.

Se presenta en for­­ma perlada y resulta es­pe­cialmente adecuado como abo­­nado de inicio del cultivo. El ni­trógeno es 100% soluble y asi­­milable, y se presenta de for­­ma equilibrada entre forma nítrica (disponible de inmediato) y amoniacal (disponible a más largo plazo). El fósforo tam­bién se encuentra totalmente asimilable, estando un 25-30% en forma de polifosfatos. Posteriomente aplica fórmulas líquidas mediante fertirrigación durante todo el ciclo de cultivo para aportar el resto de unidades que faltan para completar el plan de abonado.

En ocasiones en las que los análisis demuestren una ma­yor necesidad de potasio tan­to en el olivo como en el al­mendro, o debido a la mayor edad de los árboles, recomienda YaraRega® 9-5-26, un fertilizante complejo diseñado para fer­tirrigación, con un elevado contenido en potasio que aporta nitrógeno en forma nítrica y amoniacal directamente asimilable para las plantas, fósforo to­talmente soluble, mag­nesio, po­tasio y azufre. Además, su pH ligeramente ácido lo hace muy indicado para suelos ca­li­zos, habituales en Es­paña.

Por último, para la aplicación temprana de sólido en almendro, se decanta por YaraMila™ SOLÁN, un fertilizante complejo (13-11-21), con magnesio y boro, con las mismas propiedades descritas para el caso del YaraMila® ACTYVA™. Para la aplicación postcosecha, sin embargo, cambia la fórmula a YaraRega® 18-5-18 con azufre, boro y zinc, del cual aplica en la línea de plantación un total de 250 kg/ha. Es un fertilizante complejo diseñado para fer­tirrigación, por lo tanto es muy soluble al aplicarlo al sue­lo para una completa nutrición del cultivo con la máxima co­modidad.

 

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