El riego, más necesario que nunca

Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.

El riego, más necesario que nunca

Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural.

Las propuestas de Luis del Rivero apuntan hacia la creación de 5 millones de puestos de trabajo, principalmente en la España despoblada, el desarrollo de 2,5 millones de hectáreas, el pleno aprovechamiento del agua para la agricultura, el consumo, la industria y el turismo, y la práctica eliminación de la emisión de CO2 a la atmósfera al desarrollar una inteligente y razonable política energética.

Querido lector:

Terminamos el tercer trimestre del año pero las noticias en materia de salud y de economía no mejoran. Seguimos con unas cifras de la pandemia crecientes y preocupantes que desbordan la atención primaria y amenazan colapsar los centros de salud. Pero hay que reconocer que, al tiempo, disminuyen los brotes en el sector agrario (-9,9%) y en el campo todo está funcionado bastante bien en relación con la vendimia, la recolección hortofrutícola y los mataderos, mejor que en las ciudades. Y en lo económico, el Banco de Es­pa­ña empeora sus previsiones (informe del 16 de septiembre) y alerta de una pérdida de empuje de la recuperación, augurando una caída del PIB anual del 12,6% (la peor cifra de la Eurozona y de la OCDE), detectando cierto ”agotamiento” desde agosto. Al tiempo, otras previsiones auguran cifras peores de PIB y paro para fin de año. No empezamos el cuarto trimestre con muchas esperanzas si vemos el comportamiento de muchos sectores ( turismo, aerolíneas, automóviles, restaura­ción, comercio, etc.). Confiemos en que cambie.

Sin embargo debo comentar con optimismo, en este caso, unas declaraciones recientes que conectan agricultura y cambio climático con soluciones positivas. Vi­vi­mos en plena era de cambio climático donde el examen de la variación de las temperaturas y del comportamiento del re­curso hidráulico es una constante obligada. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) nos acaba de advertir que Es­pa­ña se calienta muy deprisa. El primer se­mestre de 2020 está a un paso de convertirse en el más cálido de la historia de España. “El calentamiento no solo no cesa sino que se está acelerando”, así lo afirma el portavoz de la Aemet, en la presentación de su primer informe anual sobre el estado del clima en España en 2019. Y también se nos dice que tenemos menos agua que hace 50 años. Pero a mí esa conclusión me lleva a otra, y es que los riegos son más y más necesarios y tienen que ser más eficientes en el consumo de agua.

Es por eso que me ha parecido enormemente sugerente la reciente intervención, el pasado 8 de septiembre,del ingeniero de caminos y empresario Luis del Rivero en la Comisión del Congreso de los Diputados que estudia el Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Ener­gé­tica y que pretendo glosar aquí. Sus propuestas, apuntan hacia la creación de 5 millones de puestos de trabajo, principalmente en la España despoblada, el desarrollo de 2,5 millones de hectáreas, el pleno aprovechamiento del agua para la agricultura, el consumo, la industria y el turismo, y la práctica eliminación de CO2 a la atmósfera al desarrollar una inteligente y razonable política energética, ahorrando a los consumidores una parte importante del excesivo gasto de la factura de luz. En definitiva, unas propuestas de gobierno que beneficiarían a España y al conjunto de los españoles, y que por su originalidad e interés recogemos.

Me han parecido tan importantes sus aportaciones que me atrevo a sintetizar aquí, con mejor o peor fortuna, su análisis y sus conclusiones. Sostiene Del Rivero que en el caso de España, con una emisión del 0,7% del CO2 mundial y considerando que el CO2 es el 15% de los gases de efecto invernadero, es claro que cualquier acción a realizar por nuestro país, será realmente insignificante.

Y pensando que las causas principales de la emisión de CO2 son las energías fósiles, básicamente petróleo y gas, es muy conveniente y necesario proyectar un mix basado en energías renovables, es decir, inagotables para el futuro. El principal problema de las energías renovables, considerando básicamente la eólica, la termosolar, la fotovoltaica y la hi­dráulica fluyente, es sobre todo en las tres primeras su desacoplamiento en la relación producción/consumo con las necesidades de consumo horario, presentando por lo tanto un problema de acumulación durante las fases de mayor producción que consumo.

Por lo dicho, es evidente que la única tecnología actualmente capaz de acumular energía potencial en grandes cantidades, son las centrales reversibles hidráulicas, y teniendo en cuenta la no emisión de CO2 de las centrales nucleares el mix futuro debería estar basado en renovables (eó­lica, termosolar y fotovoltaica) y sus dos muletas (la hidráulica de centrales re­versibles y la nuclear), completándose con otras energías minoritarias como la biomasa.

Haciendo una breve historia de las fuentes de energía en España, nos recuerda que en la época de aislamiento internacional y en las décadas pre-democráticas se tuvieron que desarrollar de una forma muy importante centrales térmicas de carbón y centrales hidroeléctricas (1946-1959), lo que dio lugar a la construcción de gran cantidad de embalses de iniciativa pública y privada que hacen que España posea una cantidad de embalses de 55.600 Hm3.

Es ya una realidad presente el cierre de las centrales térmicas de carbón en España, y debería considerarse de forma muy urgente el rescate (que no expropiación) de las concesiones hidroeléctricas a las empresas eléctricas, de forma que el agua pudiera ser empleada en exclusiva para otras actividades en las que no tiene sustitución, como el abastecimiento humano, la agricultura, el turismo y la industria, dejando exclusivamente su actividad en el mundo energético a las centrales reversibles que suplan los defectos temporales y de almacenamiento de las energías renovables e inagotables. Por ello, propone el rescate de las concesiones hidráulicas, con las adecuadas in­demnizaciones a las empresas eléctricas mediante pagos que se realizarían cuando fuera necesario su rescate para la aplicación del agua en otras actividades.

De los siete primeros ríos de España –nos recuerda Del Rivero– tres son internacionales con Portugal (Guadiana, Tajo y Duero). Regulados los volúmenes de agua que deben pasar al país hermano por el Convenio de Albufeira, en el caso del Tajo son 2.700 Hm3, cuando están pasando en los últimos 30 años 6.000 Hm3. Igualmente sucede con el Duero y el río principal de la Península, el Ebro, que en su tramo final cercano a su desembocadura tiene la presa de Mequinenza, lo que permite una utilización para fines agronómicos muy válida.

Todo ello, según Del Rivero, podría llevar a la realización de diferentes trasvases en España por 10.000 Hm3, que pondría en regadío 2,5 millones de hectáreas. Si en la región de Murcia, como consecuencia del trasvase Tajo-Segura y con sólo 270 Hm3 trasvasados a la región anualmente para 60.000 ha de nuevos regadíos, se han creado un total de 180.000 puestos de trabajo directos e indirectos, es decir tres puestos de trabajo por hectárea, podemos considerar dos empleos por hectárea directos e indirectos en España para los 2,5 millones de hectáreas de nuevos regadíos, para la creación de un gi­gantesco sumidero de absorción de CO2. Estas inteligentes propuestas han sido aplaudidas y apoyadas con entusiasmo por Andrés del Campo, presidente de Fe­na­core.

Y buena parte de estos 5 millones de empleos fijarían población en zonas en ries­go de despoblamiento, lo que hace especialmente útil al futuro de la economía, la estabilidad y el bienestar de la España vaciada. Crear 5 millones de puestos de trabajo en la España despoblada, así como un gigantesco sumidero de absorción de CO2 que permita un balance emisión/absorción para España superior al propuesto por el Proyecto de Ley sería una operación de Estado de una magnitud colosal.Y la financiación total o parcial podría llegarnos de los planes de ayuda europea como consecuencia del Covid-19, de esos 140.000 millones de euros que en los próximos seis años deben ser empleados por el Go­bierno español para la lucha contra el cambio climático en el marco del Plan de Recuperación.

Siempre he creído en el regadío en España. Público y privado. Hay que recordar a Fernando Abril cuando era ministro y publicó varios decretos para el fomento del regadío privado, que tuvieron enorme éxito. Pues bien esta propuesta de Del Rivero debe ser aplaudida, ya no solo por el positivo impacto económico que puede tener en el sector FAO, sino también por su contribución en favor de una España rural poblada, no vacía ni vaciada.

Un cordial saludo

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